En este mes de la mujer revive junto a Círculo Editorial Azteca a ocho escritoras que decidieron romper estereotipos de género y retrataron en sus páginas a mujeres empoderadas, seguras de sí mismas, independientes financieramente y sobre todo leales a sus propios valores.
Los empeños de una casa.
Escrita y representada en el siglo XVII, Sor Juana Inés de la Cruz plasmó en esta comedia de enredos a dos mujeres cuyo fuerte carácter y su inmaculado honor solo son superados por su aguda inteligencia. De hecho los estudiosos han encontrado en uno de los monólogos de doña Leonor ciertos guiños autobiográficos de la autora, al poner en boca de su protagonista la siguiente confesión: “Inclinéme a los estudios / desde mis primeros años / con tan ardientes desvelos / con tan ansiosos cuidados / que reduje a tiempo breve / fatigas de mucho espacio”. Por su parte doña Ana, la antagonista por excelencia, es valiente, aventurera y poco le preocupan los prejuicios machistas que despierta su firmeza al no ceder con facilidad a los galanteos que don Juan le dedica.
Orgullo y prejuicio.
Desde su aparición en 1813 —pero escrita muchos años antes— el personaje de Elizabeth Bennet se ha convertido en un referente de inteligencia emocional femenina al presentar a una mujer que sabe lo que quiere en una relación de pareja. Poco le importa la posición económica y el rol social del hombre que la corteja, pues lo que realmente resulta valioso para ella es lo que hay en el interior de esa persona así como su calidad humana, no material. Por tanto no deja de sorprender que una obra con esta madurez en el trazo de sus personajes haya sido escrita por una Jane Austen de tan solo veinte años de edad, quien para entonces se hallaba internada en un colegio de Reading y que además, se dice, nunca tuvo un verdadero romance o siquiera una relación sentimental en toda su vida.
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Cumbres borrascosas.
Hablando de autoras que murieron jóvenes y que no vivieron en carne propia el arrebato del amor —o al menos no hay datos que demuestren lo contrario—, Emily Brontë fue responsable de una obra maestra donde la pasión juvenil florece intensamente en Heathcliff y sobre todo en Catherine Earnshaw, protagonista nada frágil que se impone con su fuerte carácter a todos los hombres que la rodean y que intentan decidir por ella, característica poco común en las mujeres de la campiña británica de 1847, año en que se publicó esta novela. Su creadora moriría meses más tarde con apenas tres décadas sobre la Tierra y un texto inmortal a sus espaldas.
Jane Eyre.
Hermana de Emily, Charlotte Brontë fue otra escritora adelantada a los preceptos de su tiempo al entregar a imprenta —también en 1847— la historia de una niña llamada Jane Eyre, quien supera las adversidades primero por medio de la sororidad al hacerse amiga de miss Temple al mismo tiempo que la elige como un modelo femenino a seguir gracias a su inteligencia y posteriormente la joven Jane, quien no posee nada, se da cuenta de lo importante que es la independencia financiera, por lo que no duda en emplearse como institutriz y así sacar provecho de su enorme intelecto.
La señora Dalloway.
Un día en la vida de Clarissa Dalloway sirve para retratar toda una época —al menos en lo que a Gran Bretaña respecta— de represión, desigualdad e invisivilización en prácticamente todos los roles sociales de las mujeres, pues esta novela publicada en 1925 critica su papel dentro del matrimonio donde únicamente se les consideraba como un “ángel de casa” que debían guardar las apariencias ante cualquier circunstancia, además de poner en relieve las orientaciones sexuales diversas en el personaje de Sally Seton, e incluso le da voz a la opinión política que el gremio femenino tenía sobre sus dirigentes pocos años después de haber ganado el derecho a votar. En suma, todo un pastiche literario a favor de la igualdad de género.
Muerte en la vicaría.
Jane Marple hizo su primera aparición en 1927 en diversos cuentos sueltos, y para 1930 la Reina del Crimen decidió otorgarle su propia saga compuesta nada menos que por 18 títulos, en los que esta anciana sagaz se erige como un estandarte de sabiduría e idealismo a la que recurren los detectives más aclamados de Scotland Yard —todos hombres— que no podrían resolver los casos más sangrientos de St. Mary Mead sin su ayuda. Después de todo, por más intrincada que sea la mente de un asesino, “la gente es igual en todas partes” y es algo que el sentido femenino sabe muy bien.
Harry Potter.
Sin lugar a dudas JK Rowling no tendría el éxito que tiene sin el protagonismo compartido de la entrañable Hermione Granger junto a Harry Potter. De personalidad compleja y fuerte carácter, su inteligencia no solamente la emplea para lograr sus objetivos personales en cada una de las siete entregas que componen la serie, sino que también la ocupa en favor de las clases oprimidas que sufren injusticias sociales en ese universo literario específico, dando así un mensaje positivo a las niñas del mundo real quienes la tomaron como un modelo feminista a seguir.
Los juegos del hambre.
No podemos cerrar este recuento de protagonistas femeninas sin mencionar a Katnis Everdeen. Aunque esta trilogía vaya dirigida a un público juvenil, eso no significa de ninguna manera que sus temáticas no sean serias, pues de acuerdo a un estudio de género realizado por María Isabel Menéndez y Marta Fernández, en estos libros vemos movimientos sociales, globalización neoliberal, poder gubernamental y mediático, hambrunas mundiales frente a la riqueza de unas pocas naciones, la cultura de los videojuegos y del horror como espectáculo, la infancia y los conflictos bélicos, la manipulación de las audiencias y el auge del morbo a través de las redes. Bajo este contexto, ambas estudiosas afirman que Karnis Everdeen “encarna la autonomía y la independencia, pero sin obedecer a una construcción estereotípica masculina, de forma que pone en cuestión la feminidad normativa [pues] los varones que acompañan a la protagonista no dejan de ser un apoyo, pero nunca el objetivo o el móvil de su acción”, por lo que resulta un referente feminista con —literalmente hablando— cada una de sus letras al velar por su vida y la de quienes le importan, sin intentar dañar a nadie a causa de ello.
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— Círculo Editorial Azteca (@CirculoEdAzteca) March 8, 2022
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