Las manos tienen muchas implicaciones y simbolismos relacionados con factores energéticos en muchísimas culturas, y en una donde esta parte del cuerpo es de suma importancia es en la hindú, donde son clave primordial de forma social y religiosa. De este modo, en la antigua India se utilizaban como parte esencial de expresión, e incluso tienen su propio lenguaje, dependiendo de la posición de los dedos, la palma, o el puño, y a dichos gestos se les conoce como mudras.
“Mudra” es una palabra que deriva del sánscrito, y significa “gozoso” o “alegre”, aunque también se cree que pueda referirse a la palabra “sello”, pues estos representaban las tres partes que forman a un ser humano: espíritu, intelecto y palabra. Los mudras son un elemento primordial dentro de la iconografía de India, y esto es notorio en las estatuas de las deidades hinduistas y de diferentes buddhas.
Aunque este concepto se asimila mayormente a los gestos y posiciones creadas con las manos, el término abarca una infinidad de aplicaciones, representando los aspectos externos e internos de cada individuo, que además le conectan con el plano físico y el divino. Al realizar mudras, se cree que las personas generan una conexión permanente con lo divino, que es uno de los pilares fundamentales de la filosofía hindú, donde cada entidad forma parte de la misma vida y esto resulta completamente imposible de dividir.
Este concepto filosófico y religioso no solo forma parte de la espiritualidad de la India, también se refleja en todo tipo de arte e, incluso, política y diplomacia, pues dentro de los diferentes textos, como el Bhagavad Gita, se afirma que el entendimiento de lo divino solo se puede obtener de forma individual, que se conoce también como “iluminación”.
Una disciplina donde se implementan los mudras de manera relevante es la danza, donde convergen los mantras con la música, y aquí se afirma que, al aplicar ciertos mudras de forma adecuada y precisa, se crean vibraciones dentro del cuerpo que nos conectan con los diferentes avatares de la divinidad, pues al igual que en la física moderna, la religión hindú afirma que todo está conformado de energía.
Esta tradición sigue vigente en la actualidad, y estos gestos son la base de cualquier danza en este territorio. Cabe destacar que los mudras se deben realizar con absoluta precisión, o estos no tendrán el efecto deseado.
En la filosofía hindú, la danza se considera un lenguaje creado por los dioses, que fue entregado en forma de regalo al sabio Bharata, que codificó esta iluminación en el texto conocido como “el tratado normativo de la danza”: Natya Shastra. Aquí se pueden encontrar diferentes posturas y movimientos corporales, sus funciones y distintos significados, y dicho libro sigue vigente al día de hoy.
Existen dos elementos que conforman cada uno de los bailes de la cultura de India, que son el ritmo y la expresión, donde los mudras tienen funciones diferentes. En el caso del aspecto rítmico, el mudra tiene un objetivo meramente estético, sin embargo, en el territorio de la expresión, cada elemento de la coreografía es esencial para la interpretación de los movimientos, donde las manos ilustran la poesía corporal y representan distintas palabras.
El uso de los mudras no se limita a la danza, también forman parte importante de las posiciones de yoga, e incluso, para cumplir ciertos protocolos socioculturales de la cultura hindú.
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