Con la caída de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, Japón, durante la Segunda Guerra Mundial estaba más que claro que la guerra había alcanzado su poder destructor más alto y que con tan sólo una bomba Estados Unidos demostraba su poderío sobre la nación del sol naciente provocando miles de muertes y heridos en un instante, como Sadako Sasaki.
Si bien la Segunda Guerra Mundial ha sido de las más cruentas en cualquiera de sus frentes, fue en Japón donde el impacto de dos bombas nucleares dejaron un recuerdo cruel, niños huérfanos y a una población expuesta no sólo a las consecuencias inmediatas de la destrucción o psicológicas del trauma, sino a aquellas silenciosas que aquejarían a quienes estuvieron expuestos a la radiación de las bombas atómicas.
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Sadako Sasaki y la caída de la bomba atómica
La historia de Sadako Sasaki está inmersa en este contexto y ella fue una de tantos que sufrieron las consecuencias del conflicto armado.
Sadako nació un 7 de enero de 1943 en el seno de una familia de barberos y para la caída de la bomba en Hiroshima del 6 de agosto de 1945 tenía tan sólo dos años y ese simple hecho la convertiría en una de las figuras más reconocidas del periodo. En aquél día, ella y su madre se verían expuestas a la lluvia negra, es decir la lluvia radiactiva tras el impacto de la bomba de un característico color negro que dejó marca sobre hogares y vestimenta de quienes habían logrado sobrevivir.
No obstante, como suele ocurrir con la radiactividad, lo que la población japonesa no sabía es que en aquellas gotas negras y el agua que utilizaban era tóxica para el humano… y lo descubrirían demasiado tarde.
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El inicio de su enfermedad
Sadako Sasaki crecería de una forma “normal” a pesar de la catástrofe. Su familia volvió a abrir una barbería dos años después y la vida parecía retornar a la normalidad. Sadako era una atleta veloz en su escuela, por lo que nadie esperaría su destino.
No obstante los efectos de la radiación de la bomba atómica serían de su conocimiento hacia sus 11 años de edad, después de enfermar y que su cuello y rostro comenzaran a hincharse, además de desarrollar púrpura –una condición en el que la piel se llena de manchas precisamente púrpuras que delatan sangrado subcutáneo–. Estas fueron señales inequívocas para que Sadako fuera diagnosticada con leucemia tan sólo días después de cumplir los 12 años y convertirla así como una de las hibakushas –es decir, las “personas bombardeadas que sobrevivieron a la bomba atómica– más reconocidas en el mundo.
La pequeña pronto pasaría de sus clases y competencias a estar hospitalizada en el Hospital de la Cruz Roja de Hiroshima desde el 21 de febrero de 1955 y con una prognosis que no le auguraba más de un año de vida. Sin embargo, su hospitalización le daría revuelo a la leyenda de las mil grullas.
Sadako Sasaki y la leyenda de las mil grullas
Cuenta la historia que mientras se encontraba hospitalizada, Sadako aprendió a doblar grullas de papel, una de las figuras más populares del origami, gracias a su compañera de cuarto que también sufría de cáncer. A través de su compañera, Sadako sabría de la leyenda que indicaba que a aquella persona que doblara mil grullas de papel se le concedería cualquier deseo. El de Sadako era claro: curarse.
Aquello no sería lo único que Sadako aprendería de su compañera Yuki, de acuerdo con el sitio de Hiroshima , también adquiriría otros gustos propios de una adolescente como el de las revistas e incluso comenzaría a intercambiar correspondencia con otras personas, siendo algunos de los testimonios que se mantienen a la fecha de esta adolescente.
Las transfusiones de sangre que recibí en el hospital dolían mucho. El médico dijo que hay que soportar un poco de dolor para recuperarse. No me importa el dolor si puedo curarme pronto e ir a visitarte durante las vacaciones de primavera.
Otras versiones indican que en realidad al hospital fueron entregadas mil grullas de papel con el fin de mejorar los ánimos de los enfermos, lo cual inspiró a la joven a hacer lo mismo con el deseo de mejorarse y recobrar su salud.
La adolescente comenzaría a doblar grullas con todo el papel a su alcance, ya fueran hojas de papel propiamente, envoltorios de regalos, medicamentos y más con el fin de conseguir el anhelado número de mil grullas. En principio, Sadako colgó las grullas desde el techo de su habitación, y cuenta la leyenda que logró doblar más de mil grullas –aunque otros indican que no lo logró y fueron sus compañeros de clase quienes terminaron la tarea por ella–. Del mismo modo, el detalle y atención para la tarea eran tal que Sadako comenzó a doblar grullas tan pequeñas que utilizaba agujas para poder realizar los dobleces que requería para darle forma a cada pieza de papel.
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La muerte de Sadako Sasaki
A pesar de su afición por estas figuras de origami, la realidad es que la condición de Sadako no mejoró y más bien su salud se deterioró tanto que al final de sus días, ella estaba lejos de ser la estrella atleta tan sólo meses antes, y finalmente Sadako Sasaki falleció un 25 de octubre de 1955.
Previo a su muerte, la pierna izquierda de Sadako comenzó a hincharse a tal grado que los doctores sabían que no le queda mucho más tiempo de vida y según lo reportado estaban en lo correcto. La historia cuenta que durante la mañana de aquel 25 de octubre, Sadako pidió comer té de arroz y que sus palabras “Esta bueno” tras probarlo serían sus últimas.
A pesar del dolor de la hinchazón, los testimonios indican que Sadako falleció de forma pacífica, como si se durmiera.
La fama de Sadako Sasaki
Si bien Sadako tan sólo era una víctima más de cientos que sufrieron las consecuencias del bombardeo, su historia fue retomada por los medios, haciéndola famosa en Japón y con el paso del tiempo fuera de dicho país.
La idea de formar un monumento en honor a Sadako y a todos los niños que perdían la vida año con año provino de los compañeros de escuela de la adolescente. Ellos se encargaron de crear un movimiento, primero el llamado Unity Club y posteriormente se crearía la Sociedad de Niños Escolares de Hiroshima para la Construcción de la Paz Mundial en su traducción literal, en el que estudiantes de distintas escuelas de Japón se sumaron a la iniciativa. El movimiento conseguiría su fin principal: el Monumento de la Paz de los Niños fue erigido en 1958 en el Parque Memorial de la Paz.
Asimismo, la familia Sasaki fundó la Organización no gubernamental “Sadako Legacy” que tiene como objetivo darle fin a la discriminación, el conflicto, la guerra y las armas.
Hoy, la historia de Sadako sigue siendo una que pretende hacer conciencia de los peligros de la guerra y las armas nucleares, así como de la pérdida de vidas inocentes ante tales escenarios.
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