La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México es quizás el corazón de nuestra gran urbe, ha sido la gran testigo del paso del tiempo y guarda dentro de sus muros y cimientos secretos que fascinan a quienes se atreven a explorarlos. Aprovechamos que este es Año del Jubileo para contarte más sobre ella.
Historia de la Catedral de la Ciudad de México
La construcción de la Catedral Metropolitana comenzó en 1573 y se extendió hasta el siglo XIX, reflejando los estilos renacentista, barroco y neoclásico.
Inspirada en la Catedral de Sevilla, su diseño inicial enfrentó retos técnicos debido al terreno fangoso sobre los vestigios del Templo Mayor mexica. Como señala Manuel Toussaint: “La Catedral se pensaba construir a semejanza de la de Sevilla, España, que es de siete naves, pero desde la colocación de los cimientos fueron obvias las dificultades técnicas que tendría que enfrentar esa empresa.”
Arquitectos como José Damián Ortiz de Castro y Manuel Tolsá dejaron su huella en la obra. El primero contribuyó con importantes detalles estructurales y arquitectónicos, mientras que Tolsá, fue responsable de los remates de las torres campanario y del diseño final de la cúpula principal.
¿Qué es el Jubileo y por qué se celebra en México?
El Jubileo es una celebración dentro de la tradición católica, instituida en el año 1300 por el Papa Bonifacio VIII. Es una oportunidad única para que los fieles se acerquen a Dios a través de la oración, la reflexión y actos de bondad.
En México, la Catedral Metropolitana, como símbolo de fe y epicentro religioso, se convierte en un lugar clave para estas celebraciones.
Este año, las actividades del Jubileo incluyen procesiones solemnes, eventos culturales y la apertura de espacios históricos, que comenzaron justo antes de acabar el 2024.
Los secretos de la Catedral
Los cimientos flotantes
La Catedral Metropolitana descansa sobre un terreno lejos de ser firme, compuesto por arcilla y agua debido a los antiguos lagos que rodeaban la ciudad.
Para resolver estos problemas, los constructores del siglo XVI usaron “cimientos flotantes”, grandes troncos enterrados verticalmente para crear una base flexible que se adaptara al movimiento del suelo. Esta técnica permitió que la Catedral permaneciera en pie durante siglos, aunque sigue hundiéndose.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hoy en día hay una diferencia de 1.40 metros en el desnivel si uno camina desde la esquina de la calle de Guatemala al lado oeste del Zócalo.
El rescate de la Catedral
A finales del siglo XX, la Catedral Metropolitana enfrentó una crisis alarmante: la inclinación del edificio lo podría llevar al colapso pronto. Para salvar este monumento histórico, se inició un proyecto de restauración en 1993.
Los ingenieros emplearon micropilotes de acero para redistribuir el peso y un sistema de monitoreo constante para medir los movimientos del suelo. Como dato curioso, la experiencia en este proyecto resultó tan valiosa que los ingenieros mexicanos fueron invitados a colaborar en la estabilización de la Torre de Pisa en Italia.
El reloj
Ubicado en la fachada principal, este reloj es uno de los más importantes del país. Instalado originalmente en 1698, ha sido reemplazado dos veces: en 1807 y nuevamente en 2006. Durante años, fue considerado el reloj oficial de México, es mecánico y requiere remontarse manualmente cada tres días.
Las campanas
La campana más grande es “Santa María de Guadalupe”, fue fundida en 1791 y pesa 13 toneladas. En total son 35 campanas y cada una tiene una inscripción que revela datos sobre su fundición, así como sobre los acontecimientos históricos que acompañó con su resonancia.
Los órganos
La Catedral Metropolitana alberga dos imponentes órganos monumentales. Construidos en el siglo XVIII, cuentan con más de 3,000 tubos de diferentes tamaños y materiales, capaces de generar una impresionante variedad de tonos y registros. Su restauración en el marco del Año del Jubileo los ha consolidado como una de las atracciones más admiradas y queridas del templo.
Las criptas subterráneas
Debajo de la Catedral, las criptas subterráneas albergan los restos de obispos y personajes ilustres, como el sepulcro de Fray Juan de Zumárraga, el primer arzobispo de la Nueva España. Durante este Jubileo, se han organizado recorridos guiados que permiten a los visitantes explorar estas cámaras.
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