Los sueños son fascinantes, misteriosos, a veces muy placenteros, pero en otras ocasiones aterradores. Son un misterio y para las religiones son importantes porque en ocasiones se han entendido como momentos privilegiados para la comunicación con el mundo divino.
Tenemos aquí los casos de dos personajes judíos llamados Josés que soñaban y entendían los mensajes, viajaron de Israel a Egipto y han pasado a la historia por cumplirlos.
José el soñador
Hay un personaje bíblico, histórico, a quien se le conoce como “El Soñador”. Aunque en realidad deberíamos llamarlo “El Interpretador” pues, aunque tenía “sueños”, más bien destacó por la habilidad de interpretar los de otras personas. Se trata de José, uno de los doce hijos de Jacob, patriarca judío que dio origen a las doce tribus de Israel.
Su historia es conocida y viene narrada en la Biblia en el libro del Génesis de donde se han hecho otros relatos, películas y hasta un musical exitoso de Andrew Lloyd Weber, el mismo autor de Jesucristo Superestrella.
Los patriarcas del pueblo judío son Abraham, el fundador, padre de la fe del judaísmo y también del cristianismo, Islam y la fe bahai. De Abraham viene Isaac, su hijo a quien estuvo a punto de sacrificar, pero Yahve lo detuvo pues solo se trataba de una prueba de fe la cual pasó. De Isaac viene Jacob que tuvo doce hijos y a quien también se le llama Israel y sus doce hijos encabezaron tribus, las famosas doce tribus de Israel de donde viene todo el pueblo judío.
Uno de esos doce hijos era José, cuya madre fue Raquel, la esposa favorita de Jacob, que también fue madre de Benjamín, el menor de los doce y de donde viene el nombre para designar al menor o más pequeño de una familia. Los otros diez hermanos tenían otras madres, en aquella época era aceptado que un hombre fuera polígamo, pero Raquel era la preferida y eso contribuyó a la historia de José quien se convirtió en el hijo favorito de Jacob. José tenía sueños que les contaba a sus hermanos y en lo que parecía ser preferido de Dios
Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.
Sus hermanos le tuvieron mucha envidia y, aunque pensaron matarlo, terminaron vendiéndolo a mercaderes y tras varios sucesos fue a dar a Egipto.
En aquel Egipto antiguo había mucha magia y adivinaciones y los sueños tenían un lugar especial como mensajes premonitorios en clave, por lo que debían ser interpretados. José tuvo un problema con la esposa de su patrón que trató de seducirlo, pero al negarse provocó la venganza de ella que lo acusó de abuso y fue a dar a la cárcel.
Ahí tuvo la fortuna de toparse con empleados del faraón a quienes les interpretó sus sueños y después fue recomendado al propio monarca para que le explicara el significado de un sueño en que había siete vacas hermosas y gordas y después siete vacas feas y flacas que devoraban a las primeras. José le dijo que tendrían siete años muy bueno de cosechas y luego siete muy malos por lo que le recomendó aprovechar los buenos y guardar grano para superar los malos. Así se ganó el favor del faraón, y después interpretó otros sueños. Estas historias vienen completas en el libro del Génesis capítulo 37 a 41.
José el Padre de Jesús
El nombre José es muy común en el judaísmo y significa יוֹסֵף Yōsef "él añadirá", refiriéndose a Yahvé que dará algo más. El otro José muy famoso es un personaje muy conocido aunque enigmático porque en realidad tenemos dos versiones sobre su vida. La primera es que se trata de un hombre mayor, viudo, que tenía hijos e hijas y que fue escogido para cuidar a la jovencita María, que era virgen y sería la madre de Jesús; esta versión ayuda a explicar lo de los hermanos de Jesús, y su no presencia en la vida del Jesús adulto. La otra versión, que yo prefiero, es que se trataba de un joven que se enamora y compromete con María, pero que vivirá una experiencia única pues resulta que su prometida será la Madre de Dios.
Como se sabe, el Ángel Gabriel le anunció a María esto, ella aceptó y quedó embarazada, lo cual fue muy difícil para José que no sabía qué hacer, pero no quiso denunciarla y la repudió en silencio para no exponerla a un castigo. Y aquí es donde Dios se comunica con José a través de un ángel en un sueño.
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. (Mateo 1, 20). “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
José, el padre terrenal de Jesús, tendrá sueños en los que recibe mensajes de Dios y los cumple. Más adelante, tras el nacimiento de Jesús en Belén, viene el episodio en que Herodes se siente amenazado en su trono por el Niño-Dios y tras ser engañado por los Reyes Magos, decide matar a todos los bebés menores de dos años. ¿Cómo se salvó Jesús? Gracias a otro sueño de su padre José.
Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto
Aquí se liga esta historia de sueños y viajes a Egipto. José, María y el bebé Jesús vivieron unos años, se cree que cuatro, y al morir Herodes, nuevamente José recibe indicaciones en su sueño:
Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
Así que nuestros sueños seguramente reflejan de forma enigmática lo que ocurre en nuestra mente y nuestro corazón, pero estemos atentos, puede ser que recibamos un mensaje divino que cambie nuestras vidas.
* Ignacio Cuevas es catedrático de la Universidad del Claustro de Sor Juana y de la Universidad Iberoamericana, así como conferencista sobre temas relacionados con Estado laico, libertad, diversidad y discriminación religiosa.
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