Vincent Van Gogh es uno de los enigmas del arte aún sin resolver, existen distintos mitos alrededor de él, su obra y sus trastornos mentales. Quizás el más sonado es el de comer pintura en su estudio, ¿lo hacía para calmar su depresión?
Hoy 30 de marzo, a más de 100 años del natalicio de Van Gogh, pintor neerlandés exponente del postimpresionismo y quien dejó un legado artístico de más de 900 obras y mil 600 dibujos, tocamos uno de los temas más controversiales del artista a través del tiempo.
Vincent y las enfermedades mentales
La caótica vida de Van Gogh se vio conducida por más de un trastorno mental que padeció hasta el día de su muerte, el 29 de julio de 1890, cuando falleció después de dos días de agonía, tras lesionarse él mismo en el pecho con un arma de fuego.
De acuerdo con un artículo científico publicado en Scielo , el pintor presentó varios problemas psiquiátricos entre los que se destacaron trastornos de la personalidad, trastorno bipolar con episodios de depresión e hipomanía, epilepsia y esquizofrenia paranoica.
Enfermedades detectadas y tratadas por el Dr. Paul Gachet, a quien incluso le hizo un retrato en 1890 cuando estuvo en un asilo para enfermos mentales, en el que permaneció un año, periodo en el que creó gran parte de su obra.
Entre los múltiples tratamientos que le fueron recetados a Vincent para contrarrestar los efectos que padecía está la Digitalis purpurea, una planta europea usada en medicina para tratar estas patologías por sus propiedades sedantes y antiepilépticas. Una planta que también aparece en el retrato del doctor Gachet.
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¿Vincent Van Gogh comía pintura para calmar su depresión?
El mito más grande que sigue a Van Gogh desde su muerte es aquel que dice que el pintor solía comer pintura amarilla para calmar los efectos de la depresión y sentirse feliz.
Una teoría que apuesta esta razón a la causa de por qué Vincent tenía predilección en sus obras por usar colores cálidos como el naranja, el dorado y el amarillo, éste último se convirtió en su sello personal artístico en combinación con el azul y el blanco.
A pesar de que el artista tuvo varios hábitos extraños, el Museo Van Gogh en Ámsterdam sostiene que no se tiene registro alguno sobre que el artista comiera pintura para sentirse feliz, al contrario, llegó a hacerlo para suicidarse por intoxicación, situación que nunca logró.
El museo dedicado a la obra y vida del neerlandés confirma que durante el tiempo que pasó en la institución de Saint-Rémy, escribió una carta a Theo con lo siguiente: “Parece que recojo cosas sucias y me las como, aunque mis recuerdos de estos malos momentos son vagos”.
Incluso, las notas médicas del Dr. Peyron, el médico de Vincent en la clínica, revelan que Vincent quería envenenarse comiendo pintura y bebiendo aguarrás. Probablemente por eso no se le permitió entrar a su estudio mientras sufría sus ataques.
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