España es una gran barrica que encierra los secretos más ancestrales del vino. Han pasado siglos y ríos de vinos por sus bodegas y sigue siendo uno de los grandes referentes del denominado Viejo Mundo.
Es uno de los productores más grandes del vino en el mundo, y en las últimas décadas, ha dado un fuerte giro hacia la calidad total, lo que le ha valido crecimientos muy fuertes en todos los mercados internacionales.
La admirable labor de un apasionado del vino
Al tratarse de uno de esos países en los que el vino corre por la sangre de su gente, España nos ha regalado joyas embotelladas por personas que más que productores, se han convertido en artistas creadores de obras inigualables.
Uno de ellos es Carlos Moro, un viticultor y bodeguero apasionado del vino, un enamorado de la tierra y de la viña. Su infancia transcurrió entre las plantaciones de viñedo que poseía su familia en Olivares y Valbuena de Duero, en plena Milla de Oro de la Ribera del Duero.
Allí creció su intuición inconfundible por el vino, su sentido del hacer, del deber y del trabajo bien hecho guiado por un amor infinito hacia la tierra. Todo esto asentó las bases de lo que hoy es Bodegas Familiares Matarromera.
Ubicada en la localidad de San Vicente de la Sonsierra, en pleno corazón de la Rioja Alta, bodega Carlos Moro se ha convertido en una de las referencias vitivinícolas en una región donde la excelencia y la calidad son señas imprescindibles de identidad, tanto en sus métodos de producción como en sus renombrados vinos.
En 2017, Carlos fue reconocido por los Reyes de España con el Premio Nacional de Innovación, un reconocimiento a una trayectoria inmensamente ligada al mundo de la innovación y la investigación, y a la dedicación por mejorar sus formas de hacer y trabajar, así como sus vinos, tan consumidos y valorados por los mexicanos.
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El abanico bodeguero detrás de Matarromera
Tras Matarromera, se crearon otras ocho bodegas, como Valdelosfrailes en 1988, en el corazón de la emergente Denominación de Origen Cigales, o Bodega Renacimiento, una pequeña bodega de culto a orillas del Río Duero, ubicada en una antigua casa señorial del siglo XVI que fue propiedad del Marqués de Olivares y, posteriormente, convento jesuita.
En 2005, el nacimiento de la Bodega Emina en Valbuena de Duero supuso una revolución en el panorama vitivinícola nacional, ya que además de una espectacular bodega con una arquitectura vanguardista, se creó el Museo del Vino y el Duero en un complejo que catapultó a Emina como el gran referente enoturístico de Castilla y León y de la Ribera del Duero.
La creación de la Bodega Emina Medina en la D.O. Rueda y la llegada de Bodega Cyan en la D.O. Toro completan un abanico bodeguero donde también se encuentra Oxto, pequeña firma dedicada a la elaboración de vinos fortificados o Win, la gama de vinos sin alcohol.
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