Desde tiempos muy antiguos, una de nuestras más grandes inquietudes como seres humanos ha sido el comunicarnos con otras especies, desde las menciones en la mitología y la religión de distintas culturas, el hablar con los animales ha resultado un deseo inherente de la humanidad que sigue al día de hoy, con claros ejemplos en la literatura como el personaje de Harry Potter, quien puede comunicarse con las serpientes o Ant-Man, que comparte esta característica con el joven mago, pero en lugar de reptiles, son las hormigas quienes pueden captar los mensajes del personaje interpretado por Paul Rudd. Hoy en día, la ciencia ha logrado dar un paso más en este sentido, pues según estudios, existe la posibilidad de que dentro de algún tiempo podamos hablar con las ballenas.
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¿Recuerdas ese disco que sonaba en todos lados? Ese donde se escuchaban los cantos de las ballenas jorobadas que recomendaban tanto para relajarnos, que resulta hasta la fecha fascinante, pues estos que llamamos “cantos” son un medio de comunicación para estos mamíferos marinos, que han demostrado tener una inteligencia superior hasta la de algunos humanos (basta con darte una vuelta a TikTok para comprobar este punto) y es que, aunque no podamos entender que significan estos dulces sonidos, nos transmiten algo que eleva nuestra curiosidad a niveles exponenciales, levantando la duda de: ¿Qué pasaría si pudiéramos responder a estos mensajes?
Este hecho de responder a los sonidos de las ballenas parece cada vez más cerca a ser una realidad, pues esta conversación interespecie está siendo analizada por el Proyecto CETI (Iniciativa de Traducción Cetácea, por sus siglas en inglés), que iniciaría esta labor en marzo de 2020 con el objetivo de decodificar las canciones de las ballenas, establecer un lenguaje y, si todo sale bien, obtener respuesta de parte de los cetáceos, lo que nos recuerda bastante a la película de Buscando a Nemo.
Fuera de las bromas y referencias a Buscando a Nemo que pueden surgir con la premisa de este estudio, el lado técnico resulta bastante emocionante, pues todo comienza con la profesora RSA de ingeniería eléctrica y ciencias de la computación en el MIT, Shafrira Goldwasser y el biólogo marino David Gruber, quienes en una plática comenzaron a discutir las similitudes entre las señales de sonido de corta duración que producen los cachalotes mientras se alimentan, llamadas “clicks”, y el código Morse, lo que les llevaría a unir fuerzas con el científico Michael Bronstein, quien postuló que una Inteligencia Artificial podría analizar montones de grabaciones de sonidos de cachalotes con el motivo de encontrar patrones que pudieran asemejar el habla.
Eso sí, esta investigación pone en cuestión la premisa de que si “el lenguaje es inherente y exclusivo del ser humano”, pues tomar las posibles “pláticas cetáceas” y convertirlas en algo que podamos analizar requiere procesar muchísimos datos, que es en este punto donde entra la inteligencia artificial.
Aún faltan muchas preguntas por responder, teniendo en cuenta la enorme cantidad de lenguaje con la que contamos los seres humanos, comparado con los sonidos en general que los cachalotes pueden emitir, en comparación, resulta una tarea bastante larga y compleja, pero que si se logra, definitivamente será digna de un Premio Nobel.
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