¿Y si la Luna no fuera realmente un satélite?, ¿y si en la Luna existiera algo más que polvo y rocas? Existe una teoría conspirativa que afirma un hecho insólito sobre la Luna: es en realidad una nave extraterrestre. Sí, una nave extraterrestre y al parecer hemos vivido engañados todo este tiempo.
Al satélite natural se le atribuyen muchas cosas, desde el ámbito esotérico se le relaciona con el poder femenino, en la astrología es un elemento importante de la carta natal que habla de las emociones humanas, en la magia blanca se usa como indicativo para la realización de rituales como el de atraer la buena suerte y hasta de aspectos más específicos como el amor.
La Luna sin duda tiene un sin fin de relaciones con distintos ámbitos pero el que más sigue sorprendiendo es la irreverente teoría conspirativa soviética del año 1970, que estableció que no era un satélite de la Tierra y formaba parte de nuestro sistema solar, si no, todo lo contrario, en realidad se trataba de una nave extraterrestre averiada que se quedó varada cerca de nosotros.
La investigación rusa
En 1970, los científicos de la entonces Unión Soviética, Alexander Scherbakiv y Mikhail Vasin, establecieron en el estudio ‘ Is the Moon the Creation of Alien Intelligence? ’ (traducido en distintos idiomas), mediante una serie de sustentos aparentemente cien por ciento comprobables (para ellos), que la Luna era un aparato diseñado y construido por una población extraterrestre desconocida con la tecnología más desarrollada del momento.
Aunque pareció una completa locura, aseguraron que contaban con las pruebas necesarias para respaldar su teoría, una de ellas fue el sonido que logró captar la tripulación del Apolo 11, durante su expedición a la Luna en 1969, el cual dio pie a pensar que su interior estaba vacío.
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Una de las tareas del equipo liderado por el astronauta Neil Armstrong, estableció medir la sismicidad del satélite natural, por lo que en su experimentación, dejaron caer un módulo de su nave sobre la superficie, los resultados arrojaron que el astro retumbó durante horas y que incluso se tambaleó como si por dentro tuviera enormes resortes.
Tales comprobaciones encendió las alarmas rusas y usaron aquel experimento a su favor para afirmar que se trataba de una nave. Otro de los argumentos que usaron los soviéticos fue la existencia de sus cráteres en la superficie, sinónimo de que aparentemente poseía una armadura irrompible.
Durante la expedición del Apolo 11, se encontraron en la superficie de la Luna abundantes elementos químicos como: el cromo, el titanio y el zirconio, los cuales poseen propiedades refractarias, anticorrosivas y resisten a temperaturas elevadas de calor, una razón que según los científicos rusos era una muestra más de que el exterior de la coraza de la nave espacial había sido reforzado por los extraterrestres para hacer largos viajes por el universo y que minimizar posibles impactos con otros cuerpos celestes.
Aunque en 1970 no muchos hicieron caso a la teoría de Alexander Scherbakiv y Mikhail Vasin, algunos simpatizantes siguieron cuestionando los verdaderos orígenes de la Luna.
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