El Universo es tan basto que en realidad conocemos muy poco de éste, esfuerzos como el del nuevo Telescopio James Webb pretenden poder dejarnos explorar a la distancia qué más hay en el espacio… pero si hay algo allá afuera que prueba ser difícil de encontrar son los agujeros negros.
Qué es un agujero negro
Los agujeros negros, aunque son un misterio, son una gran atracción en el espacio, por así decirlo, y es que estos objetos cósmicos tenen la peculiaridad de que son un espacio en un punto del espacio cuyo campo gravitatorio es tan grande que aglutina en su interior toda materia y nada, ni la luz es capaz de escapar de éste. Estos se crean al final de la vida de estrellas masivas que colapsan ante su propia gravedad. Claro está que existen diferentes tipos de agujeros negros, en específico cuatro, y estos se clasifican por la masa que contienen, en otras palabras por su tamaño.
Por otro lado, también se les puede clasificar como durmientes, esto quiere decir que no emiten una gran cantidad de radiación en rayos X –que también es vital para poder encontrarlos–, lo que dificulta su detección.
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Por qué es tan difícil encontrar un agujero negro
Encontrar un agujero negro no es tan sencillo como podría imaginarse, pues no pueden verse a simple vista, es por ello que hace unos años fue un gran hito en la ciencia poder tomar una fotografía de un agujero negro . Para encontrarlos, los astrónomos se basan en otros métodos como las ondas gravitacionales o los rayos X.
VFTS 243: El agujero negro durmiente recién encontrado
Ese fue el motivo por el que quizá los astronomos no habían encontrado antes este nuevo agujero negro, llamado VFTS 243, que se encuentra en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite a la nuestra (la Vía Láctea), a aproximadamente 163 mil años luz.
Es decir, este agujero negro se encuentra en la proximidad de nuestra galaxia, lo cual lo hace particularmente especial ya que según lo reportado en Nature , no hay otro agujero negro durmiente conocido fuera de nuestra galaxia.
El equipo de científicos liderado por Tomer Shenar , generalmente se ocupa de rechazar o probar que algunos agujeros negros identificados no lo son, pero, de acuerdo con Shenar, esta vez su equipo confirmó el descubrimiento.
Detrás del descubrimiento de este agujero negro se encuentran 6 años de trabajo y observaciones desde el Very Large Telescope (traducido literalmente a Telescopio muy grande) del Observatorio Europeo del Sur (ESO, por sus siglas en inglés).
Al mismo tiempo, este descubrimiento podría estar atado a una nueva forma de ver la creación de los agujeros negros, y es que los científicos aún no saben si todos los agujeros negros requieren de la explosión de una supernova, o si pueden ocurrir sin explosión alguna y un “colapso directo”.
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