Una de las películas más aterradoras en la historia es El Exorcista, dirigida por William Friedkin e inspirada en la novela de William Peter Blatty, se inspiró en una serie de artículos publicados en los periódicos en agosto de 1940, donde un niño llamado en estos escritos simplemente como “Roland Doe” para mantenerlo en el anonimato, manifestó una serie de sucesos sobrenaturales que involucraban camas voladoras, que hablara en Latín sin jamás haberlo escuchado, sonidos de uñas rechinando en las paredes y vómito verde, culminando en un presunto exorcismo llevado a cabo por un padre novato, quién resultaba escéptico a dichos eventos paranormales, sin embargo, la historia real es mucho menos emocionante que lo que nos han contado que sucedió con el niño que inspiró El Exorcista.
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¿Cuál es la supuesta historia del exorcismo de Roland Doe?
Según los artículos publicados en 1949 por varios periódicos, hubo 48 testigos que presenciaron los exorcismos de Roland Doe, entre ellos figura el padre Raymond J. Bishop, quien escribió un diario detallando el proceso.
El chico fue el hijo único de una familia Germano-luterana muy estricta ubicados en Cottage City, Maryland, al crecer en aislamiento y con pocos amigos, solía jugar con su tía Harriet, quien practicaba el espiritismo y enseñaría a Roland a utilizar la ouija.
Tras la muerte de la tía Harriet, Roland continuaría utilizando la tabla y, según los registros antes mencionados, aquí es donde los fenómenos paranormales comenzarían a suceder, pues jarrones y adornos comenzarían a caer de sus estantes y los muebles empezarían a flotar cerca del pequeño Roland, lo que provocó que la familia buscara ayuda en su pastor luterano, Luther Miles Schulze, quien llevaría al chico a pasar una noche en su casa, donde los sucesos continuaron, fue aquí donde Schulze sugirió a la famila que buscaran a un padre católico para realizar un exorcismo.
El padre Edward Hughes fue el responsable de realizar este antiguo rito católico en el Hospital de la Universidad de Georgetown.
Durante este proceso, Roland supuestamente se liberó de una de sus ataduras como por arte de magia, además que rompió una de las patas de su camilla, que utilizaría como arma para lastimar al padre Hughes, lo que provocó que se suspendiera el exorcismo.
La familia decidió llevar a Ronald a San Luis, Missouri, donde tomaría la batuta el padre William S. Bowdern a lado del padre Raymond J. Bishop, quienes, al visitar a Roland, fueron testigos de muebles voladores, una cama que se sacudía y objetos que se movían por sí solos, además de notar que el chico hablaba con una voz gutural, en latín, además de mostrar una notoria aversión a cualquier símbolo sagrado.
Después de varios cambios de sede y muchos días de exorcismos, se unirían a los ritos el padre Walter Halloran y el jesuita William Van Roo, quienes aseguran que mientras se llevaban a cabo los exorcismos, palabras como “maldad” e “infierno” aparecerían en el cuerpo del chico, además que, durante el exorcismo, el colchón de Roland comenzaría a sacudirse. Durante el proceso, Roland Doe rompió la nariz de Halloran.
En una entrevista, Halloran declaró que el chico que sufrió esta supuesta posesión demoniaca continuó viviendo una vida común después de los exorcismos, pero no sabíamos que vida llevó hasta ahora.
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¿Quién fue realmente Roland Doe?
En diciembre de 2021, The Skeptical Inquirer y The Guardian realizaron una investigación acerca de Roland Doe, donde descubrieron que su nombre real era Ronald Edwin Hunkeler, quién nació el 1 de junio de 1935 y murió el 10 de mayo de 2020.
Durante el paso de los años, varios aspectos de las historias documentadas en los periódicos de 1949 han sido desmentidas, por ejemplo, se dice que Ronald jamás cambió de voz, además que el latín que hablaba se especula que era el chico imitando a los padres católicos tras escucharlos en estos rituales, además que Hunkeler jamás tuvo fuerza sobrenatural, todo esto lo confesó Halloran en varias entrevistas realizadas años más tarde.
Lo sorprendente es que Hunkeler no solo vivió una vida normal, pues de hecho fue un exitoso ingeniero para la NASA, quién además contribuyó al Programa Apollo, si, ese proyecto espacial que puso al ser humano en la luna, permaneciendo en la agencia hasta su retiro en 2001.
De acuerdo a fuentes, hasta el día de su muerte en 2020 a los 86 años, Ronald jamás se terminó de sacudir por completo el estigma de “ser el niño del Exorcista”, pues fuentes aseguran que siempre salía de casa en Halloween, por miedo a que alguien llegara a su puerta y no lo dejara en paz, revelando su identidad al mundo.
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