Durante la carrera espacial en la que el humano hizo una muestra enorme del poderío científico, tecnológico y económico para conquistar la frontera espacial, los animales fueron una pieza clave para conseguirlo. Después de la perra Laika, Ham fue el primer chimpancé en llegar al espacio y retornar con éxito, y ésta es su historia.
La historia de Ham, el astro-chimpancé, está conectada con la del Proyecto Mercury, el primer programa impulsado por la NASA y Estados Unidos para llevar al humano al espacio que duró de 1958 a 1963. Este proyecto involucró misiones tripuladas por animales como Ham, además de duras pruebas en tierra que incluso le dieron lugar a las mujeres –aunque, como bien sabemos, ninguna de ellas consiguió llegar al espacio hasta décadas después en 1983 con Sally Ride.
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De número 65 a Ham el astronauta
Al igual que para la selección de los astronautas que eventualmente llegaron al espacio, Ham tuvo que pasar por un proceso de selección donde él fue elegido entre 40 chimpancés para la tarea, y se sabe que provino de el actual Camerún y fue comprado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en 1959.
Para la selección, los chimpancés pasaron por un entrenamiento que involucró tirar de una palanca, de acuerdo con una serie de comandos con luces y sonido. Es decir, si una luz azul encendía, él debía jalar una palanca en los 5 segundos siguientes de ver la luz. Pero esta tarea requirió de un acondicionamiento que asegurara que el chimpancé elegido realizara las acciones adecuadas en el viaje espacial.
Durante toda su etapa de entrenamiento y en su viaje, Ham en realidad tenía por nombre No. 65, y para aprender sus comandos, este primate recibía una descarga eléctrica en la planta de sus pies si cometía un error, pero al hacerlo correctamente recibía como recompensa un plátano.
Ham pasaría a obtener su nombre tan sólo después de reingresar a la Tierra a salvo. Su nombre es un acrónimo de la base de entrenamiento, H por Holloman, A por Aero y M de Med.
El viaje de Ham al espacio
La fecha había llegado, el 31 de enero de 1961, casi tres meses antes de que Yuri Gagarin orbitara la Tierra por primera vez, Ham despegó con dirección al espacio sobre el cohete Redstone 2 portando un traje espacial.
El inicio de su viaje resultó ser complicado, pues una falla provocó que la nave tuviera un exceso de velocidad, lo que le dio mayor altitud y una mayor caída, también, sin embargo, esto no probó ser un problema cuando la misión resultó ser un éxito.
Su vuelo orbital sería relativamente corto, el chimpancé se encontró en el espacio alrededor de 16 minutos, donde tuvo que realizar las mismas actividades para las que fue entrenado, y experimentó un total de 6.6 minutos de gravedad cero. Asimismo, se reportó que Ham tan sólo le tomó 1 segundo más de lo normal en accionar la palanca indicada.
El reingreso de Ham probaría ser exitoso, a pesar de que la aeronave en la que viajaba tuvo problemas de presión. La examinación médica encontró que además de un golpe en su nariz, el chimpancé tan sólo se encontraba ligeramente fatigado y deshidratado.
Ésta era la mayor prueba no sólo de los humanos podrían realizar actividades en el espacio y durante los periodos sin gravedad, y que su reingreso podía realizarse de forma segura.
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La vida de Ham en chimpancé astronauta después de ir al espacio
Además de ser nombrado como Ham, el chimpancé habitó en el Zoológico de Washigton de 1963 a 1980, y posteriormente lo enviaron al Parque Zoológico de Carolina del Norte, donde pasaría los últmos de sus años de vida hasta que falleció en 1983.
Sin duda, Ham no sería el último en viajar al espacio, por ejemplo, también se sabe de Enos, un chimpancé que un 29 de noviembre de 1961 se convirtió en el primer chimpancé en orbitar la Tierra dos veces, y reingresar de forma segura.
Por qué enviaron animales al espacio
Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética mandaron animales al espacio antes de enviar una nave con un tripulante humano. Esto tenía como fin poder resolver un debate existente sobre las capacidades de un ser vivo en el espacio exterior y los efectos de la gravedad cero. Sin mencionar, la dinámica necesaria no sólo para enviarlo, sino que pudiera retornar a salvo.
Esta decisión y experimentación resultó problemática tanto en aquellos tiempos como en los actuales, en particular cuando este tipo de viajes costó la vida de varios animales en los lanzamientos de las dos potencias mundiales.
Perros, monos, chimpancés y hasta ratones fueron los principales animales usados para estos experimentos, y antes de Ham, hubo otros como él que lamentablemente no sobrevivieron, como el caso de Albert II, el cual el 14 de junio de 1949 fue lanzado, pero que murió en el impacto.
En el caso soviético, ellos también probaron lanzando ratones, ratas y conejos antes de comenzar a probar con perros, y de acuerdo con la NASA, en un punto de la historia entre 1951 y 1952, la URSS envió 9 perros en total, de los cuales 3 viajaron al espacio dos veces.
La mayoría de estos animales, en especial aquellos que no lograron sobrevivir, han sido olvidados a pesar de que en parte son responsables de que el humano pudiera llegar al espacio. Quizás es por ello que las agencias espaciales suelen rendirle homenaje a estos animales.
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