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Koko, la gorila que aprendió a hablar como los humanos

Por: Emmanuel Cacho 30 agosto 2022 • 3 minutos de lectura

Koko fue una gorila muy especial, que aprendió a comunicarse con los humanos y demostró que otras especies pueden tener sentimientos complejos y sorprendentes.

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César Aguilar

No cabe duda que, cuando la ciencia y la naturaleza unen sus fuerzas, nos pueden entregar regalos que, además de ser impresionantes, son una maravilla entrañable que permanece en la historia del mundo. Tal es el caso de Koko, la gorila que dejó con la boca abierta a la humanidad tras aprender lenguaje de señas .

Su nombre es Hanabiko, que significa “hija de los fuegos artificiales”, dado que nació el 4 de julio de 1971 en el Zoológico de San Francisco, día de la Independencia de Estados Unidos , cuya tradición principal es lanzar estos petardos al cielo.

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Su madre biológica se llamaba Jacqueline y su padre, Bwana; Koko fue la cría de gorila número 50 en nacer en cautiverio, además de una de las primeras en ser aceptada por su madre durante la conservación.

Francine “Penny” Patterson cuidó de Koko y la hizo parte de sus estudios doctorales para la Universidad de Stanford, donde Patterson enseñó a Hanabiko el lenguaje de señas con ayuda de una intérprete para sordos. De acuerdo con Penny, Koko aprendió más de 1000 señas, además de entender 2000 palabras de inglés hablado.

La comunicación de Koko era compleja, pues mezclaba las señas que conocía para transmitir ideas completas, al nivel aparente de un infante de 3 años, además de haber superado pruebas de coeficiente intelectual, obteniendo resultados de entre 70 y 90 puntos de IQ .

Por si fuera poco, algunos reportes mostraron que Koko podía recapitular memorias personales, además de reconocer su reflejo en el espejo y crear sus propias señas con el fin de complementar su lenguaje, claro ejemplo fue con “anillo” que, para formar la seña, mezcló la señal de dedo y la señal de “brazalete”.

Durante su vida, Koko mostró tener un gran sentido del humor, haciendo chistes, bromas y, hasta algunas travesuras, y también demostró que los gorilas tienen emociones más complejas, y es que la inteligente gorila sabía expresar cuando se sentía triste, enojada y hasta nostálgica.

El comportamiento de Koko fue más allá de sorprendente y, en la Navidad 1983, la gorila empezaba a sentirse sola y triste, por lo que comenzó a pedir que le regalaran un gatito, pero los científicos temían que Koko le hiciera daño, así que optaron por darle animales de peluche.

Koko ignoraba los peluches que le entregaban, y seguía expresando la señal de “triste”, hasta que en su cumpleaños de 1984 llegaron los cuidadores con una caja de gatos pequeños, y al elegir uno, lo llamó All Ball.

La gorila cuidó al gatito como si fuera su cría, además, los cuidadores aseguraban que Koko era muy cariñosa y gentil con el pequeño All Ball.

Tristemente, el gatito escapó de la jaula de Koko en diciembre de 1984 y fue atropellado; cuando Patterson le comentó lo sucedido, la gorila exclamó con señas “malo, triste, malo”; la investigadora también aseguró que esa noche escuchó a Koko hacer un sonido muy parecido al llanto humano.

Koko fue la portada de la famosa revista National Geographic dos veces, la primera fue una selfie de Koko tomándose una foto en el espejo y la segunda fue ella a lado de All Ball.

En 1985, otros dos gatitos llegaron al cuidado de Koko, a los que llamó “Lips” (labios) y “Smoky” (ahumado). Cuando le preguntaron a la gorila por qué había llamado Lips al gatito color naranja, ella señaló que fue porque le recuerda al lipstick.

En julio del 2015, para celebrar su cumpleaños, Koko adoptó otros dos gatos, a quienes llamó Miss Black (señorita negra) y Miss Grey (señorita gris).

Durante su vida, Koko conoció a varias figuras famosas, por ejemplo, Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers, donde se puede ver a la gorila jugando con su bajo, y a Robin Williams , cuyo video recorrió internet en 2001, pues Koko le quita sus anteojos y se los pone, le quita la cartera para revisarla y una sesión de cosquillas, donde se puede notar que comparten risas de una forma increíble.

Koko, la gorila, vivió una larga vida y murió dormida a sus 46 años el 19 de junio del 2018.

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