Normalmente cuando mencionamos el apellido Bonaparte, pensamos en el Emperador Napoleón I de Francia, sin embargo, una de sus descendientes sería clave para el desarrollo de la liberación sexual femenina, además que su mente brillante llegaría a cuestionar y debatir al mismísimo Sigmund Freud, con quién compartiría una entrañable amistad, además de ser pupila del padre del psicoanálisis, pues hablamos de Marie Bonaparte, cuya vida es interesante al mismo tiempo que es trágica, empezando con la premisa de que estuvo a punto de morir al nacer y un mes mas tarde su madre, Marie-Félix Blanc, perdería la vida a causa de una embolia.
El padre de Marie era Roland Napoleon Bonaparte, sobrino nieto del Emperador de Francia, un geografo y antropólogo que haría de la infancia de la princesa una bastante solitaria, sin embargo, Marie sería sumamente devota a su papá.
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Desde su juventud, la Princesa Bonaparte mostró muchísima curiosidad por la ciencia, la escritura, la literatura y especialmente por su propio cuerpo, que empearía a explorar desde una edad muy temprana, hasta que un día, su nana, “Mimau”, la atraparía masturbándose, lo que generaría una fuerte represalia hacia Marie, afirmando que este acto era un pecado y que incluso podría su vida en riesgo y abandonando la estimulación de clítoris cuando apenas tenía 8 o 9 años por temor a provocar su propia muerte, siendo este evento una catársis en la vida de la princesa y más tarde, de sus investigaciones relacionadas con el placer femenino.
Durante su juventud, Marie Bonaparte destacó por su mente brillante y por desafiar las reglas y roles de género, aprendiendo multiples idiomas, además de ser sumamente brillante en sus estudios, sin embargo, al momento de presentar sus exámenes, su padre y su abuela evitaban a toda costa que acudiera a realizarlos, excusados irónicamente con el temor de que sus detractores y enemigos republicanos del linaje de Bonaparte pudieran sabotear los exámenes con el afán de humillar a su familia.
¡Maldito mi nombre, mi rango, mi fortuna! ¡Maldición, especialmente por mi sexo! ¡Porque si fuera un niño, no me impedirían intentarlo!
Antes de sus 20, Marie se envolvería en un amorío con uno de los asistentes de su padre, un hombre casado, que al ser descubiertos, se convertiría en un enorme escándalo rodeado de chantajes.
Más tarde, su padre Roland eligió al “cónyugue perfecto”, Jorge de Grecia y Dinamarca, príncipe 13 años mayor que Marie, con quien tendría dos hijos y a pesar de haber durado 50 años de casados, Bonaparte experimentaría romances con varios hombres a lo largo de su vida.
Marie Bonaparte se refugió en lso estudios, frustrada por su frigidez, pues jamás pudo concretar un orgasmo por medio de penetración, surgiendo así el interés por el placer femenino, llegando a publicar su obra prima, “Notas sobre las causas anatómicas de la frigidez en las mujeres”, utilizando el pseudónimo A. E. Narjani para evitar cualquier tipo de escándalo.
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Aquí fue donde buscó ayuda y la encontró con un doctor que apenas comenzaba a hacerse de renombre en Europa llamado Sigmund Freud, ahí llegó como su paciente y más tarde que temprano se convertiría en su amiga, pues Freud quedaba sumamente sorprendido de la mente brillante de Bonaparte, convirtiéndose eventualmente en su estudiante y aprendiendo el psicoanálisis desde sus raíces.
Para Marie resultaba inaceptable el lograr un orgasmo por medio de la estimulación del clítoris, pues aseguraba que cualquier mujer que no pudiera alcanzar el clímax por medio solamente de penetración tendría algún problema en su anatomía, desarrollando la teoría donde postula que “una distancia más corta entre el clítoris de una mujer y su vagina aumenta su probabilidad de experimentar un orgasmo en las relaciones sexuales con penetración.”
Tras esta hipótesis, Marie comenzó a estudiar y medir a más de 240 mujeres en París, creando 3 grupos distintos, las mujeres que su clítoris y vagina estaban conectados de forma cercana (paraclitoridiennes), el punto medio, con una distancia de entre 1 y 2.5 centímetros de distancia entre ambos órganos (mesoclitoriennes) y las que, como ella, tenían tan alejado el clítoris de la vagina que resultaba virtualmente imposible alcanzar el orgasmo por medio de la penetración (téleclitoridiennes).
La princesa intentaría muchísimas formas de revertir este “problema”, llevando a 5 mujeres a realizarse cirugías experimentales para acercar el clítoris a su vagina, sin embargo, el proceso acabaría con las terminaciones nerviosas de las pacientes, perdiendo muchísima sensibilidad, sin embargo, Marie no se rendiría y, muy en contra de los consejos de Freud, decidiría realizar este proceso en sí misma hasta 3 veces sin conseguir el resultado esperado.
Aunque los resultados de Marie Bonaparte no fueron adecuados, ella es sumamente importante en el estudio de la sexualidad femenina, esto se debe a que previamente las teorías relacionadas a los órganos femeninos eran realizadas por hombres, sin mucho estudio realmente y rodeadas de mitos y supersticiones, pues el aporte de Marie llegaría a influir el desarrollo de la medicina y sí, también en la evolución de la gratificación femenina.
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