Muchos sentimos frustración cuando compramos una planta, la llevamos a casa y en menos de dos días ya está casi muerta. Lo primero que pensamos es: “no tengo mano” o “a mí no se me dan las plantas”. Y algunos nos damos por vencidos por la frustración, y otros seguimos intentándolo y gastando bastante dinero sin lograr mucho.
Lo primero que tenemos que hacer para desarrollar “la mano para las plantas” o el “green thumb” es entender que las plantas son seres vivos que están fuera de su hábitat natural y que dependen de nosotros para sobrevivir; igual que una mascota.
Todos los seres vivos necesitamos agua, alimento y las condiciones adecuadas para crecer y desarrollarnos. Al igual que una mascota, las plantas que tenemos en nuestras casas o jardines dependen de nosotros para sobrevivir porque no están en su hábitat natural como serían el bosque, la selva, el desierto, etc. Por eso, debemos tratar de asemejar lo más posible las condiciones naturales de su entorno en nuestra casa. Y como cada planta es diferente, necesitamos conocerla o investigar sus características antes de llevarla con nosotros.
Vamos a empezar con dos aspectos básicos: el agua y el sol.
Lo más importante para nuestras plantas es la exposición solar y la humedad. Hay otros temas que también debemos considerar como el sustrato, la nutrición o fertilización y las podas, pero por el momento nos vamos a concentrar en lo más esencial que son el agua y el sol.
Para controlar la exposición solar de nuestra planta hay que elegir el lugar más adecuado dentro de nuestra casa. Empieza por fijarte dónde entra más luz del sol en tu casa o departamento en diferentes horas del día. Si tu planta es de sombra, la puedes poner casi donde sea, incluso en un baño –si es que tiene ventanas, porque siempre va a necesitar recibir un poco de luz-, pero si es de sol, busca un lugar cerca de una ventana donde le dé sol directo o ponla en el patio, balcón o terraza.
La humedad es más fácil de controlar dentro de casa porque nosotros vamos a regar o atomizar nuestras plantas cuando lo necesiten. Pero hay que considerar que, si nuestra planta está en un lugar caliente y con corrientes de aire, el sustrato de la maceta se va a secar más rápido y va a necesitar que la riegues más seguido. Por eso, te recomiendo que encajes un palito de madera en la tierra –los palitos de sushi funcionan muy bien- para que veas si la tierra del fondo de la maceta sigue húmeda y no la riegues de más.
Vamos a cambiar nuestra perspectiva sobre las plantas. Empecemos a cuidarlas igual que a nuestros perros o gatos. Vamos a visitarlas diario, aunque no necesiten que las atendamos, pero vamos a ver si están a gusto en el lugar donde las pusimos, si tienen algunas hojas secas o amarillas o si tienen alguna plaga. En esta columna, partiendo de este principio, empezaremos un recorrido del que no hay vuelta atrás: ¡te convertirás en amante y experto de las plantas!
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