La expansión de la civilización no es justificación para acabar con nuestro ecosistema , esta es una lección que los seres humanos hemos aprendido “a la mala”, y al día de hoy, seguimos destruyendo la flora y fauna que nos rodea con el pretexto de la industrialización. Así sucedió con el oso gris mexicano, que fue considerado como una plaga y cazado al punto de la extinción con la excusa del “progreso”.
También conocido como oso grizzly mexicano u oso plateado, el nombre que fue dado al oso gris mexicano por los ópatas, pueblo indígena de las montañas de Sonora y Chihuahua , fue el de pissini, quienes lo consideraban de origen sagrado, aunque su nombre científico es el de Ursus arctos nelsoni.
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Es una subespecie familiar del oso pardo y tiene aproximadamente 50 años de estar extinto. Se le conoce como oso gris mexicano por su pelaje canoso que le daba un brillo plateado. Como tal, su pelaje era de un tono gris, casi llegando a un blanco plata, de donde se deriva su nombre, lo curioso es que, al envejecer, podría tomar tonos amarillos o marrones, al contrario de la mayoría de las especies, cuyos pelajes suelen aclarase con el paso del tiempo. Aunque el oso plateado fue el animal terrestre de mayor tamaño en México, dentro de la estatura promedio de las subespecies de osos pardos, el gris mexicano es una de las más pequeñas.
El oso mexicano era omnívoro (los animales que se alimentan de carne y plantas) y mostraba una preferencia por las hormigas (al igual que la mayoría de subespecies de osos pardos). Aunque generalmente la dieta de esta especie constaba de plantas, frutas e insectos, de vez en cuando podía consumir carroña, ganado o pequeños mamíferos.
El proceso de la extinción del grizzly mexicano comienza con la llegada de los españoles en el siglo XVI, durante la expedición de Francisco Vázquez de Coronado en busca de las Siete Ciudades de Oro, al llegar al norte de Nuevo México y las llanuras de Búfalo, donde comenzaron la cacería de esta especie.
Esta especie solía habitar en las montañas de Sonora, Durango y Chihuahua, donde los lugareños los cazaban, pues eran considerados una especie de plaga, además de una amenaza para el ganado de los campesinos, esto derivó en el envenenamiento, captura y caza del pissini.
Para la década de 1930, esta especie de oso ya era bastante escasa y aislada a solamente algunas zonas, y en la década de los 60, ya solo se conocían 30 especímenes vivos, lo que hizo que el Gobierno de México lo decretara como especie protegida, sin embargo, debido a la caza clandestina, el oso plateado fue declarado como extinto en 1964.
Se cree que aún existen algunos especímenes del oso gris mexicano, aunque se considera completamente extinto. Sin embargo, no se ha comprobado la veracidad de este hecho, aunque si se han confirmado avistamiento de esta especie en extinción después de 1964, por ejemplo, en 1976 fue visto un oso plateado en Sonora, el cual fue cazado y asesinado.
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