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Muerte, destrucción y otros presagios que los eclipses traían a las culturas prehispánicas

Por: Marilú Morales 10 octubre 2022 • 2 minutos de lectura

En náhuatl, un eclipse era llamado como "Tonatiuh qualo", significaba que el sol era comido.

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Muerte, destrucción y otros presagios que los eclipses traían a las culturas prehispánicas
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Desde el inicio de los tiempos, los eclipses han sorprendido a los seres humanos al tiempo que los han relacionado con muerte, destrucción y otros presagios malditos.

De acuerdo con la NASA, un eclipse sucede cuando un planeta o la luna se interpone en el camino de la luz del sol. En nuestro planeta Tierra, podemos experimentar dos tipos de eclipses: solares y lunares.

Un eclipse solar se produce cuando la luna se interpone entre el sol y la Tierra, proyecta su sombra en la Tierra. Eso significa que durante el día, la luna se mueve por delante del sol y se pone oscuro.

Presagios de los eclipses

El eclipse solar total ocurre cada año y medio, mientras que un eclipse parcial (cuando la luna no cubre por completo al sol) sucede por lo menos dos veces por año.

Lo que es una realidad es que no en todos los países del mundo se pueden apreciar los eclipses solares, debido a que la sombra de la luna sobre el planeta azul es pequeña, por eso, únicamente se puede ver desde unos pocos lugares, tendrías que estar en el lado soleado del planeta cuando éste suceda o estar en la trayectoria de la sombra lunar.

Muerte, destrucción y otros presagios que los eclipses traían a las culturas prehispánicas

El primer registro que se tiene de un eclipse data de antiguos escritos babilónicos, aproximadamente en el año 1062 a.C. En ese entonces, la palabra eclipse significaba abandono, por la falta de luz del sol.

Incluso en el poema épico griego de La Odisea, escrito por Homero se menciona un fenómeno que podría ser un eclipse en el año 1178 a.C.

En nuestro México prehispánico, en náhuatl, un eclipse era llamado como “Tonatiuh qualo”, significaba que el sol era comido por un jaguar.

Los mexicas creían que los eclipses de sol eran aprovechados por las tzitzimime para comer a los humanos.

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De acuerdo con antiguos códices, estas curiosas criaturas eran deidades celestiales que venían de las estrellas, luego de la conquista de los españoles se les llamó demonios debido al aspecto con las que eran representadas: mujeres descarnadas con grandes garras en manos y pies.

Una de las tzitzimime más reconocidas de la historia es Itzpapalotl, para los chichimecas era el lado oscuro de su diosa madre, mientras que para los zapotecas era temible, la relacionaban con los murciélagos y los mexica pensaban que tomaba forma de las mariposas negras de gran tamaño.

Se creía que estos curiosos entes gustaban de salir en el momento del eclipse para llevarse a los niños y esperaban la destrucción del mundo.

En el caso de los mayas, un eclipse solar era presagio de sequía, guerra y muerte, además, danzaban y hacían rituales para hacer que el astro mayor despertara de su sueño y evitar grandes catástrofes, entre ellos malformaciones en bebés que aún no dejaban el vientre de su madre.

En la cosmovisión totonaca, los eclipses son provocados por la lucha entre Chichiní (Sol) y P’apa (Luna), ambos hermanos que para crear al principio Quinto Sol, se arrojaron a la hoguera convocada por los 400 dioses.

Para los zapotecas los eclipses también eran sinónimo de lucha y malos augurios que terminaban en muerte.

Incluso, hoy en día en algunas regiones otomíes de Guerrero, aún conservan algunas creencias sobre los eclipses, donde indican que una mujer embarazada debe cuidarse de la luna sobre todo en los eclipses, pues el feto en gestación podría ser mordido en los labios por la luna y nacería con labio leporino.

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