Los procesos para adoptar un bebé pueden ser muy complicados, por lo que muchas personas buscan opciones fuera de la ley para darle hogar a un niño o una niña, sin embargo, estos métodos ilícitos pueden tener procedimientos cuestionables para brindar estos servicios. Esto es un factor de crisis en Corea del Sur, donde recientemente se reveló que se cometieron fraudes en adopciones internacionales a bebés nacidos en este territorio.
El país asiático ha sido reconocido por ser considerado el más grande exportador de bebés a nivel internacional, por lo que esta declaración ha alertado a la población mundial, específicamente a quienes adoptaron un pequeño durante las décadas después de la guerra de Corea (1950 - a la actualidad). En dicho comunicado, el gobierno surcoreano admitió manipular documentos, además de enviar a los recién nacidos en condiciones poco favorables.
Durante los primeros años de postguerra, el país asiático optó por buscar una solución fácil ante la crisis económica que significó el conflicto, encontrándola en los procesos adoptivos “más ágiles” alrededor del mundo. En un principio, se optó por poner en adopción a los niños que quedaron huérfanos durante la guerra como alternativa a fortalecer las leyes de protección y bienestar de la infancia en el territorio.
Algunos casos implicaron el registrar a niños como huérfanos a espaldas de sus padres biológicos, además de ser trasladados “como equipaje” con la finalidad de reducir costos y así, hacer más rentable el negocio. Esto salió a la luz de la mano de una investigación realizada por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Corea del Sur, después de que surgieran incontables irregularidades de la mano de muchísimas personas originarias de este país que fueron adoptadas en el pasado.
Uno de los puntos que estremeció al mundo en general dentro de esta indagación fue la cuestión del traslado de cada bebé, pues eran apilados en filas de asientos, como si se tratara de un producto documentado como equipaje, sin un solo protocolo de seguridad.
De este modo, se calcula que alrededor de 200 mil niños fueron dados en adopción a diferentes partes del mundo por medio de estas prácticas ilegítimas, especialmente en regiones de Europa y Estados Unidos. Estas prácticas fraudulentas eran realizadas por agencias de adopción privadas, cuyo modus operandi constaba en alterar la documentación de los niños para facilitar dicho trámite.
Estas adopciones fraudulentas tenían procesos severos, como falsificar registro, haciendo pasar a recién nacidos como huérfanos, mientras que sus padres seguían vivos o, incluso, decirles a las personas que sus hijos habían muerto después del parto, para ser enviados a otro hogar.
En el caso de que un bebé muriera antes de llegar a su destino, se le asignaba esa identidad y documentación a otro niño y era trasladado con sus padres adoptivos. Cabe destacar que el gobierno no proporcionaba documentos regularizados, lo que le otorgaba a los altos mandos de dichas agencias el poder legal de enviar a los bebés al extranjero sin muchos protocolos.
A finales de la década de los 80, una agencia de adopción podía llegar a cobrar sumas altísimas por los procesos de adopción en el extranjero, que podían sumar hasta 1500 dólares, sin contar las donaciones que recibían de los propios padres y organizaciones internacionales.
En la actualidad, se busca darle justicia a estos bebés adoptados de Corea del Sur, incluyendo el reunirlos con sus padres biológicos, aunque las agencias de adopción en este territorio no recibirán ningún tipo de sanción de la mano de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, pues esta organización no tiene el poder legal de procesarlos.
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