Si tienes algunas plantas a tu cuidado, aunque sea una, te puedes dar cuenta de lo relajante y calmante que es observarlas, regarlas, cuidarlas, darles amor, y hasta platicar con ellas; ¡es todo un arte! Muchos lo descubrieron durante la pandemia, sobre todo cuando estuvimos en cuarentena sin poder salir de casa durante varios días. Nos dimos cuenta que ver, atender y cuidar a nuestras plantas nos da paz y tranquilidad. Pero, ¿por qué?
Está comprobado que el contacto con la naturaleza, la conexión que producimos con la tierra, nos da paz. Y aunque quisiéramos, no siempre es posible trabajar o estudiar al aire libre en un jardín, bosque o montaña, pero lo que sí podemos hacer es llenar de planta los lugares donde pasamos más tiempo como la oficina o la casa. Todo sea por nuestra salud mental.
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Eleva la autoestima
El cuidar de un ser vivo, en este caso las plantas, nos da mucha satisfacción y felicidad, nos hace sentirnos bien con nosotros mismos saber que ese ser se está desarrollando gracias a nuestros cuidados. Esta responsabilidad nos eleva la autoestima. Muchos nos emocionamos cuando vemos que nuestras plantas tienen un brote o flor nuevos y algunos hasta les tomamos fotos y las presumimos con nuestros familiares y amigos; nos sentimos orgullosos de ellas.
Concentrarte para calmar la mente y reducir la ansiedad
El simple hecho de concentrarte en una actividad específica te ayuda a calmar la mente y a evitar pensamientos negativos porque estás ocupado en algo más. La próxima vez que estés en “modo jardinero”, fíjate en tu persona, tu mente, tu cuerpo, en cómo te sientes. Si les dedicas un tiempo y espacio, se convierte en una forma de meditar porque estás poniendo toda tu atención en ellas, en revisar que estén sanas, que no les falte agua o sol, etc. Mientras haces eso, tu cuerpo produce serotonina y dopamina, que son las hormonas de la felicidad. ¡Qué mejor forma de reducir la ansiedad!
Rutinas y hábitos que dan orden y tranquilidad a tu mente
Las actividades rutinarias nos ayudan a tener orden en la mente porque la constancia y la disciplina nos generan tranquilidad y ayudan a controlar el estrés. Ya hemos platicado sobre las necesidades particulares de cada planta, no todas necesitan la misma cantidad de agua o sol, por eso cuando tenemos diferentes especies, las debemos atendemos en diferentes momentos. Algunas las vamos a regar una vez a la semana y otras cada mes; se convierte en un hábito o rutina. Puedes integrar el cuidado de tus plantas a tu rutina diaria. No las vas a regar o podar diario, pero sí les pues dedicar un ratito de tu día, aunque sea pasar a saludarlas.
Buena compañía
Las plantas en casa nos pueden dar una sensación de compañía porque son seres vivos viviendo con nosotros. Además, sabemos que hablar sobre nuestros problemas, alegrías o tristezas es terapéutico y a las plantas les gusta que les hables, te van a escuchar en cualquier momento que lo necesites. Pero la mejor parte es que no te van a juzgar ni van a contar tus secretos, puedes hablarles de lo que quieras con toda la confianza del mundo. Confieso que yo le pongo nombre a cada una de mis plantas y les platico o les canto mientras las atiendo, ya sea regándolas, podándolas o solo pasando un rato con ellas.
Estos son solo algunos de los beneficios mentales y emocionales que nos ofrecen las plantas. Para cada persona puede ser diferente, pero siempre habrá alguna mejora en tu estado de ánimo. Si dedicas unos minutos al día a convivir con tus plantas, ellas a cambio te harán más feliz. El resultado lo verás tanto en ellas como en ti. Plantas sanas, mente sana.
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