El concepto del futuro ha cambiado conforme pasan las décadas, y es que los avances tecnológicos, los conflictos sociales y nuestro propio ecosistema se han alterado con el tiempo, lo que nos hace plantear escenarios muy diferentes dentro de la literatura y ciencia ficción, y es que la imaginación de cada individuo es muy distinta, y depende mucho de factores como los antes mencionados.
Así, podemos viajar al pasado para analizar como ha evolucionado la idea de como puede ser la vida en una época que no ha llegado aún, desde autores como Julio Verne o H.G. Wells, cintas como Blade Runner o Volver al Futuro, hasta videojuegos como Fallout o The Last of Us.
Aunque el planteamiento del futuro ha estado en la mente del ser humano desde siempre, podemos ver una idea más clara desde los siglos XVII y XVIII, donde ya se coqueteaba con los viajes en el tiempo, como Memorias del Siglo XX de Samuel Madden, publicada en 1733, donde llegan cartas escritas en 1997 y 1998, que establecen que la tecnología era básicamente igual, aunque los conflictos sociales resultan bastante interesantes.
No podemos hablar de la percepción humana, de una especulación del avance tecnológico, sin hablar de De la Tierra a la Luna de Julio Verne, y aunque no fue la primera obra literaria en hablar del viaje al espacio, sí podemos subrayarla como la más conocida, al menos antes del siglo XVIII, que sorprende especialmente por las anticipaciones (o predicciones) atinadas sobre los requisitos para realizarse.
Los contemporáneos de Verne también jugaron con diferentes panoramas futurísticos, tal es el caso de Samuel Butler, que nos muestra el concepto de máquinas que desarrollan la capacidad de sentir emociones, para eventualmente suplantar a la humanidad en su libro Erewhon.
La literatura no fue el único medio en el que se planteó el futuro, también el arte nos presenta una muestra visual de lo que este puede ser imaginado, tal es el caso de la litografía de Albert Robdia, titulada Saliendo de la Ópera en el Año 2000, donde se puede ver claramente la visión del artista sobre los vehículos y ciudades en el siglo XXI.
A inicios del siglo XX, comienza un auge por la ciencia ficción, por lo que las propuestas de sociedades futurísticas son bastas, por ejemplo, Últimos y primeros hombres: una historia del futuro cercano y lejano, del autor británico Olaf Stapledon, que nos muestra la historia del mundo por los siguientes dos mil millones de años, tocando incluso 18 especies distintas que surgen a partir de la evolución humana.
En esta obra, Stapledon escribe la historia futura de la humanidad en forma cíclica, mostrándonos civilizaciones distintas, que ascienden y descienden desde la naturaleza más salvaje, hasta el pico de la sociedad, cada una avanzando más que la otra, al grado de alcanzar la ingeniería genética.
Uno de los autores que pusieron sobre la mesa muchas versiones distintas del futuro es Philip K. Dick, con obras como ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?, donde un detective debe acabar con unos androides que se han salido de control en una Tierra que está al borde de ser inhabitable, e incluso los animales orgánicos son escasos, y solamente se pueden adquirir algunos creados de forma sintética, y existe una extraña religión suscitada de la realidad virtual.
Ya en el tema de cine, el futuro se nos ha mostrado de mil formas distintas, y no tenemos que ir tan lejos, el Cine de Oro en México nos muestra las aventuras del Santo, cuya tecnología estaba sumamente avanzada, e incluso ya realizaba videollamadas con sus aliados por medio de una enorme computadora que emitía sonidos de frecuencias futuristas.
La idea de comunicarte con alguien por medio de audio y video siempre fue un deseo de muchas mentes creativas que nos mostraron futuros donde el contacto a distancia también podía ser visual, como lo vimos en Volver al Futuro, Parte II, donde incluso, la versión adulta de Marty McFly recibe un comunicado por “video fax” para ser despedido de su trabajo.
En esta cinta también vemos la idea de autos voladores, cafeterías con temática de los 80, patinetas que funcionan con antigravedad y videojuegos donde no se tienen que usar las manos, esto en la visión de como sería el 2015, según el director Robert Zemeckis, y que, en algunos casos no estaba tan equivocado, recordemos que en la vida real, para este año ya teníamos Skype, restaurantes retro y Xbox Kinect.
Pero para ver el futuro, no siempre tenemos que ponernos tan serios, así mismo, podemos conocer la sociedad futurística creada por la ahora desaparecida productora Hanna-Barbera en Los Supersónicos de 1962, donde podemos ver la vida cotidiana de un empleado en el año 2062, con máquinas que ya hacen todo por las personas, como vestirlos o lavarles los dientes, además que todas las ciudades se encuentran construidas en el cielo, que las personas cruzan en autonaves, que pueden reducir su tamaño para caber en tu bolsillo.
Esta animación es de las últimas en ver el futuro como algo positivo, pues a partir de la próxima década, la crisis ecológica comienza a ser cada vez más preocupante, por lo que las producciones que surgieron más tarde ya empiezan a contemplar un planeta distópico y en decadencia a causa del desgaste del ecosistema.
Claros ejemplos de estas nuevas sociedades postapocalípticas son Mad Max, donde el agua y la gasolina son los tesoros más codiciados, Akira, que nos muestra las consecuencias en Japón tras una guerra nuclear, o The Matrix, donde vivimos en una simulación dominada por máquinas inteligentes.
Esto también llega como trama de algunos videojuegos, tal es el caso de The Last of Us, donde una epidemia de una variante del hongo cordyceps convierte a la humanidad en una especie de zombis, y vemos como se han desarrollado los sobrevivientes 20 años más tarde, en el 2033, para ser más precisos.
Las perspectivas del futuro son vastas y cambiarán constantemente conforme avancemos como sociedad, por lo que podemos concluir que si ponemos de nuestra parte para crear un mejor mañana, tal vez evitemos muchos de los escenarios distópicos que estas historias plantean.
¿Tú cómo te imaginas el futuro?
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