Podríamos pensar que las plantas son seres muy sencillos, sin “inteligencia” alguna y sin mucha capacidad de actuar e interactuar. Pero resulta ser que no es así de simple. Se han hecho estudios donde se demuestra que las plantas sienten y se comunican. Algo que nos puede parecer increíble, pero no nos debería sorprender tanto porque ellas también forman comunidades – como los bosques, las selvas y hasta dentro de un jardín- y tienen necesidades y estrategias de supervivencia. La diferencia es que no lo hacen por medio de una plática de voz ni con cartas escritas como lo haríamos las personas.
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¿Cómo se comunican las plantas?
Las plantas tienen varias formas de comunicarse, entre ellas y con sus alrededores. Pueden enviar mensajes de alerta entre ellas cuando hay un depredador cercano, pedir auxilio cuando están en peligro o incluso hasta declararle la guerra al vecino en un afán de supervivencia. La interacción y cooperación entre ellas es notable.
Para comunicarse entre ellas, lo hacen por medio de impulsos eléctricos que viajan por el cuerpo de la planta y lo transmiten por medio de la unión de las raíces para entregar el mensaje a su vecino. También se ha visto que liberan toxinas en el suelo para atacar a otras plantas cercanas que están compitiendo por los recursos como el agua, los nutrientes del suelo y la luz solar.
Su comunicación no se queda sólo con los individuos con los que tienen contacto entre las raíces, a veces, necesitan enviar mensajes masivos a mayores distancias dentro de su comunidad y esto lo hacen liberando compuestos bioquímicos en el aire, que viajan en el viento para avisar a las demás cuando hay una amenaza como una plaga o un depredador. De esta forma, los vecinos tienen más tiempo para prepararse y poder protegerse del posible ataque produciendo una sustancia que se propaga por toda la planta para que cuando los depredadores las quieran consumir, les resulte desagradable y la dejen en paz.
También aprovechan la extensión de los hongos bajo el suelo, ya que los hongos crecen formando una red de finos hilos que se une a las raíces de las plantas, llamada micorriza, y por la cual pueden enviar señales y hasta alimento. Cuando una planta joven, que aún no puede producir suficiente alimento porque no alcanza la luz solar necesaria debido a su tamaño, los ejemplares más fuertes usan las “carreteras” de micorrizas para enviárselos –podríamos notar hasta cierta empatía en este comportamiento. Estas redes son microscópicas, no la podemos ver ni notar a simple vista, pero sucede en todos los ecosistemas del planeta, sobre todo en los bosques- y es muy efectiva.
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Otra forma de comunicación que tienen las plantas, aunque aún no hay muchos estudios sobre ella, es la producción de sonidos ultrasónicos en ciertas situaciones de estrés, como falta de agua o daño a alguna parte de su cuerpo. El oído humano no puede percibir estos sonidos, pero ya se han captado con micrófonos especiales. Esperemos que se siga estudiando el tema y se puedan descifrar estos mensajes ultrasónicos.
Aún queda mucho por estudiar y descubrir sobre la comunicación entre las plantas. Seguramente suceden algunas otras formas de comunicación que todavía no hemos notado y que podrían ser tan suyas que no nos las podemos imaginar ni distinguir. Esta información sería de gran ayuda en la agricultura, ya que podríamos atender a las plantas en los cultivos cuándo y cómo lo requieran.
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