En la actualidad, las luces de Navidad eléctricas son inherentes a la época, adornan las calles y casas del mundo, y son uno de los símbolos más representativos de la temporada, pero no siempre fue así, ésta es la historia detrás del inventó que iluminó las fiestas decembrinas.
El origen de las luces
La celebración pagana medieval de Yule marcaba el solsticio de invierno. Era considerada como una temporada de oscuridad debido a las largas noches de invierno, por lo que el tronco de Yule se encendía para representar la luz que protegía del mal (un pensamiento que se sigue considerando en nuestro días y que estaría representado en el árbol de Navidad).
Años más tarde, el cristianismo incorporaría las tradiciones navideñas paganas, como la de encender la luz al tronco de Yule en las festividades religiosas.
Se tiene registro de que fue en Alemania, aproximadamente en el año 1660, la primera ocasión que se prendieron velas en los árboles. Una práctica que traía consigo trágicas consecuencias en caso de que las velas incendiaran los árboles y las casas.
En 1747, los holandeses presentaron el famoso “bastón de luz”, que consiste en una pirámide de madera iluminada por velas, se cree que ésta sería la primera concepción del árbol de Navidad.
Sin embargo, una representación tradicional del árbol de Navidad como se conoce ahora sería la que inventó el profesor de Harvard Charles Follen en el año 1832. Se dice que se inspiró en los holandeses y decoró un árbol con velas en Estados Unidos.
Frederick Artz luego inventó el candelabro con clip en 1878, un dispositivo que sujetaba de forma segura cada vela a la rama que se utilizaba.
En aquellos años, en Londres, la Reina Victoria y el Príncipe Alberto fueron ilustrados junto a un árbol de Navidad iluminado con velas, lo que generó que ganará popularidad en el mundo.
Las luces de Navidad eléctricas
Ahora que ya sabes cómo se adoptó el árbol de Navidad y la luz, es momento de dar paso a la innovación de Edison.
En 1879, Edison finalizó las primeras lámparas de filamento de carbono de larga duración del mundo, que utilizó para iluminar su laboratorio en Menlo Park, Nueva Jersey, su idea no era mostrar su espíritu navideño, en realidad, fue su apuesta por ganar un contrato para suministrar electricidad a Manhattan.
Para 1882, el vicepresidente de la Compañía de Luz Eléctrica de Edison, Edward H. Johnson, decidió colgar las luces creadas por Edison en un árbol de Navidad, ¡y voilá! El árbol de Navidad con luces eléctricas había llegado.
Luego de unos años y con la desconfianza de las personas por ver estas luces eléctricas en el árbol, se volvieron populares pero eran realmente costosas, un lujo que muy pocos se podían dar.
Con el avance de los hallazgos científicos y la innovación eléctrica, las luces se volvieron más resistentes y menos costosas. Las bombillas con forma de llama aparecieron y comenzaban las primeras exhibiciones de luces en Estados Unidos con muñecos de nieve.
Para 1965, el ingenio de Albert Sadacca, decidió reutilizar las novedosas luces blancas convirtiéndolas en bombillas de colores. Como resultado, nació una luz navideña más barata y accesible.
Las modificaciones a las luces navideñas continuaron hasta que en 1998 llegó la luz LED, un tipo de luz que necesita de menor energía y es de mayor duración.
Edison se sorprendería hasta qué punto llegó su primer invento.
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