La nieve y el frío invariablemente están relacionados con el frío, no obstante, hay culturas que han sabido ocupar la nieve para resguardarse de las inclemencias del clima y hacer de los iglús sus hogares. ¿Te has preguntado cómo estas estructuras pueden ser habitadas y guardar calor? Aquí te explicamos cómo es vivir en un iglú.
Los Inuit y los iglús: un poco de historia
Sin embargo, para hablar de iglús es necesario primero saber de los inuit, la cultura que ideó este tipo de estructuras, y que quizás conozcas por su nombre común: esquimales.
Los inuit son uno de los grupos indígenas más grandes del mundo. Principalmente habitan en las regiones árticas del mundo, en específico en Canadá, Groenlandia, Alaska y hasta en el este de Rusia. Esto implica que son un grupo multifacético y con diferentes variaciones dialectales, además se identifican con diferentes nombres. Por ejemplo en Groenlandia se usan los términos Kalaallit, Innugguit e Iit, pero en Canadá se usa Inuit o Inuvialuit, mientras que en diferentes partes de Alaska usan Inupiat o Yupiit, de acuerdo con la Encyclopedia Britannica .
Ahora bien, desde el siglo XVI se utilizó el término “esquimal” para referirse a estos individuos, sin embargo actualmente es considerado peyorativo ya que quienes empezaron a nombrarlos así fueron los europeos, es decir, personas que no eran inuit, incluso se considera que decir esquimal fomenta un estereotipo negativo. No obstante, aún hay mucha documentación y partes del mundo donde a estos grupos indígenas se les denomina esquimales.
Al habitar en las zonas del Ártico, claramente los inuit han aprendido a adaptarse al frío extremo, desde su alimentación que se basa primordialmente en el consumo de carne –ante la falta de vegetación–, la ropa que utilizan, incluso el uso de trineos jalados por perros, pero también de sus hogares. Asimismo, como la mayoría de los grupos indígenas del mundo, eran una cultura nómada, en particular porque la cacería era el sustento de vida.
Iglús: lo básico que debes saber
Históricamente, los inuits desarrollaron los iglús o casas de nieve, y aunque es un mito que estos eran sus hogares permanentes, la realidad es que eran el refugio perfecto para la temporada invernal, mientras que en verano utilizaban tiendas con pieles de animales conocidas como tupiq.
Ahora bien, está claro que con la influencia europea y el influjo de la modernidad, los inuits habitan en viviendas convencionales, no obstante, los iglús siguen siendo socorridos, tanto en su fin práctico como refugio en viajes de cacería como en el turismo en sí, y no dejan de ser un refugio de emergencia ya que alguien con conocimientos podría construir un iglú en media hora.
Los iglús se construyen con un tipo de nieve dura y compacta, ideal para mantener su forma, pero también para aislar el frío y mantener el calor en su interior. Sus tamaños pueden variar desde iglús de menor tamaño para los cazadores que pasaban la noche, así como algunos mucho más grandes en los que pueden habitar hasta 20 personas, o bien crear una serie de iglús que están conectados por túneles y que comparten una entrada en común, de acuerdo con la Enciclopedia canadiense .
En el artículo “The Shelter Characteristics of Traditional-Styled Inuit Snow Houses” explican que existe poca información y estudios formales tanto de las dimensiones de los iglús como de la insulación que provee la nieve; por ejemplo, citan un recuento de expediciones árticas que datan de 1821 a 1825 en el que se describen iglús con tamaños de 2.5 a 4.6 metros de diámetro y e 2.7a 3.1 metros de altura; o que en 1879 se registró un iglú de “viaje” que albergaba a 17 personas mientras viajaban.
Cómo se mantiene caliente un iglú
El factor primordial que hizo de los iglús un refugio eficiente en la temporada invernal es la capacidad que tienen de aislar el frío y el viento del exterior, pero también de mantener el calor en su interior. El secreto está en el tipo de nieve que se utiliza.
En esencia, los inuits cortan bloques de nieve sólida del suelo, que es compacta para soportar los vientos árticos y que tiene suficiente aire atrapado para funcionar como un aislante del frío. Como dato curioso es precisamente el aire atrapado en el pelaje de los animales árticos que permite que soporten las altas temperaturas cuando se zambullen al agua, por ejemplo.
Aunque estamos acostumbrado a ver los iglús en formas esféricas, la realidad es que siguen una forma más ovalada como de un arco, lo cual permite su estabilidad, asimismo en su interior se cavan diferentes niveles, por ejemplo se cava por debajo del nivel del suelo y se crean plataformas elevadas es en éstas donde generalmente las personas residen. Esta disposición tiene como fin que el aire frío baje a la parte inferior del iglú, mientras que el aire caliente sube a donde es el lugar de reposo.
Esto hace entonces, que los iglús requieran no sólo del hueco de entrada, sino un hueco o pequeños orificios que generalmente se deja en la parte superior de la estructura para permitir que el calor escape y también la circulación del aire.
Ahora bien, además de la física propia de la estructura, otra gran fuente de calor del iglú es ni más ni menos que el calor corporal, en ese sentido, conforme más personas haya en su interior, subirá más la temperatura en el interior.
Pero el calor corporal sin duda no es la única fuente de calor en los iglús. Históricamente los inuits han utilizado pieles para recubrir las paredes interiores y también lámparas de aceite –llamadas qulliq– que además de iluminar también son ocupadas como estufa para cocinar, por ejemplo.
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