Después de un año de renovación del ahora Estadio GNP, el Vive Latino regresó a su casa justo a tiempo para la celebración de su 25 aniversario, esto después de una edición especial en el Autódromo Hermanos Domínguez y que fuera presentado por primera vez por Amazon.
25 años podrán decirse muy fáciles, pero si algo es cierto, incluso en esta época en la que los festivales musicales ocurren casi cada par de meses, y la competencia por un mercado ávido de ver a sus artistas favoritos es complicada, el Vive Latino no deja de ser el más icónico y representativo de la música iberoamericana.
Desde 1998, cuando se creó, le ha dado lugar al rock en español, pero también a otros géneros musicales y artistas internacionales. La curaduría de este año si bien ha sido mucho más clásica pues predominaron actos que hemos visto en ediciones pasadas. Lo cierto es que en este 2025 ha sido ejemplo de la amalgama músical del Vive, y de cómo son aceptados nuevos géneros en su lineup.
Hablamos pues desde clásicos del rock mexicanos como Molotov o Caifanes; del ska como El gran silencio o Víctimas del Doctor Cerebro, del regional mexicano como Edén Muñoz, y ni qué decir de los Ángeles Azules o de Zoé quién se ha presentado múltiples veces en este escenario. Pero también de artistas extranjeros como Rufus dü sol, Mon Laferte, Scorpions, Foster the people, Sepultura o Keane. Además, es necesario puntualizar sobre Música para mandar a volar, un proyecto que reunió a grandes estrellas que no habríamos visto de otra forma: Napoleón, Belinda, Daniela Romo, María José, Yuri, Saúl Hernández y Leo de Lozanne (todos ellos en las fotografías de Alfredo Alvarado de esta galería, por cierto).
Ahora bien, hay que ser sinceros, este cartel no estuvo exento de críticas ni de una noción de que estábamos viendo una repetición de fórmulas que sabemos que le gustan al público mexicano.
Precisamente sus headliners fueron agrupaciones que ya se han presentado más de una vez en los escenarios del Festival. Vaya, no por nada hay memes en las redes hablando sobre Rubén Albarrán y sus continuas apariciones no sólo en esta edición, sino en otras. Lo mismo podría decirse de otros artistas como Jay de la Cueva o Ximena Sariñana que participaron como invitados a lo largo del fin de semana.
Por ejemplo, en esta galería puedes ver tres presentaciones de Jay de la Cueva: con Molotov, The Guapos y en su proyecto homónimo; además, el artista estuvo invitado con otras agrupaciones.
Sin embargo, vale la pena preguntarse si esta sensación de repetición es necesariamente mala, y en particular en un año como la celebración del 25 aniversario del Vive Latino. Podría parecer una trampa o una salida fácil, pero la realidad es que la respuesta recae en cada uno de nosotros, emitir un juicio que pretenda ser la norma es casi que injusto.
En una era donde la nostalgia es la mejor táctica para vender, ¿por qué no aprovecharla y traer a los actos musicales que se sabe que atraerán a la gente? No por nada el escenario Amazon estuvo a reventar con Molotov o Zoé, por poner un par de ejemplos. También en 25 años de historia, ¿por qué no presentar estos clásicos a las generaciones que apenas están viviendo sus primeras ediciones del Vive Latino?
Lejos del debate sobre la curaduría musical, el ambiente, la oferta gastronómica y las activaciones también son lo que hacen o deshacen a festivales como el Vive Latino. En términos generales podemos hablar de una buena experiencia en general para el público.
Si bien el acceso al festival a momentos fue caótico –y sí, hablamos de esperas muy largas, de casi hasta una hora para completar el acceso al recinto–, lo cierto es que para ser un festival así de grande, las aglomeraciones de gente solo eran notorias con los actos más grandes del fin de semana, en particular durante el traslado de un escenario a otro.
Por otro lado, la barra de alimentos fue variada y existían alternativas para casi todos los gustos, aunque como cada año, los precios excesivos fueron parte del tema de conversación, así como el precio de las bebidas. Otro plus a la experiencia del Vive Latino, de gran importancia en esta época fue ni más ni menos que la señal. Cualquiera que sea fanático de los festivales musicales sabrá el dolor de perder conexión a sus datos y señal telefónica por buena parte del evento. Sin embargo, desde nuestra experiencia, este Vive Latino destacó por una conexión en su mayoría estable, salvo sus excepciones.
En pocas palabras, si tuviéramos que resumir este Vive Latino 2025, habría que hablar de una edición cumplidora, que nos recuerda el poder que tiene este festival para encumbrar bandas y traerle a los mexicanos lo que tanto quieren.
Nosotros, no podemos esperar por las sorpresas que el Vive Latino nos traerá en 2026.
Agradecimientos: Alfredo Alvarado ( @alfredo_alv14 ), y a Vivo Mobile, por su invitación al Vive Latino de este año.
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