Como cita el dicho: “El amor es ciego” y bajo esa ceguera y mucha necedad rigió su vida amorosa Eva, quien amó a Hitler hasta el ultimo día de su vida.
La pareja se suicidó al unísono: el 30 de abril de 1945, siendo las 3:30 de la tarde, la tripulación del Búnker del Führer escuchó un disparo. Adolfo y Eva se habían disparado en la cabeza segundos después de tomar una ampolleta de cianuro. La imagen era devastadora: los oficiales nazis abrieron la puerta y vieron que Braun se encontraba con la cabeza apoyada en la esquina de un mueble y, según parecía, su brazo se encontraba estirado de tal forma que parecía querer agarrar por última vez al que había sido su único amor. Mientras que el cuerpo de Hitler permanecía inerte con un disparo en la cabeza.
Los soldados alemanes cumplieron la última voluntad de su líder: con más de cien litros de gasolina, prendieron fuego a los dos cuerpos, ubicados uno al lado del otro. Las llamas acabaron con uno de los asesinos más grandes de la historia y su esposa quien le demostró su amor hasta el final.
¿Quién fue Eva?
Eva nació un 6 de febrero de 1912 en Múnich dentro de un hogar privilegiado y con unos padres sumamente amorosos según el escritor Nerin E. Gun en su libro “Hitler y Eva Braun, un amor maldito”. En dicha lectura también se habla de una chica obstinada, deportista: buena nadadora y amante del patinaje.
A los 17 años salió del convento de monjas para trabajar como mecanógrafa y después fue asistente del fotógrafo Heinrich Hoffmannm desde entonces se volvió en apasionada de la fotografía.
En 1929, estando en el estudio fotográfico Eva conoció a Hitler, un cuarentón con un bigote muy simpático, según describía ella misma en su diario. El líder del partido nazi se encaprichó de inmediato con ella y a los pocos días comenzaron un apasionado romance.
A mediado de abril de 1945 Eva y Adolfo, por fin, después de 20 años de relación, se casaron, mientras los generales y líderes alemanes más respetables corrían para salvar su vida y abandonaban el búnker en el que se refugiaba lo poco que quedaba del gobierno dictatorial encabezado por Hitler.
Vaticinando su final Hitlter decidió hacer lo que había eludido durante tanto años: casarse con Eva antes de morir. Así lo dictó en su testamento:
Puesto que creí durante los años de la lucha que no podía asumir la responsabilidad de formar un matrimonio, he decidido ahora, al fin de mi tránsito por el mundo terrestre, convertir en mi esposa a la mujer que, después de años de fiel amistad, llegó por su propia voluntad a la casi cercada ciudad para compartir su destino con el mío. Por deseo mío, se dirige a la muerte siendo mi esposa