Hace 25 años, la mayoría de las personas creían que los videojuegos eran sumamente peligrosos para las infancias, desde la idea de que podrían incrementar los niveles de violencia en los usuarios, hasta fomentar una mala salud a causa del sedentarismo. Esta perspectiva cambió en 1998, cuando una nueva propuesta interactiva llegó a las arcades de Japón: Dance Dance Revolution.
El formato de este título, conocido también por su abreviatura, DDR, se conformaba por una plataforma metálica con 4 flechas, además que dicha tarima está rodeada por un barandal para garantizar la seguridad del jugador. De este modo, el usuario escuchaba una pista, mientras en la pantalla se le indicaban que flechas debería presionar con los pies. Una de las canciones más reconocidas es la sinfonía No 9 en re menor, opus 125 de Ludwig van Beethoven, retitulada como Beethoven Virus.
Desde su lanzamiento, Dance Dance Revolution fue un éxito rotundo que se esparció en todo el mundo, que no tardaron en enterarse del fenómeno que estaba ocurriendo en la Tierra del Sol Naciente. En cuestión de meses, los lugares especializados en máquinas recreativas de videojuegos tenían filas enormes para subirse a las plataformas de baile, y para 1999, la popularidad de estas estaban rompiendo récords de ventas.
La compañía detrás de DDR, Konami, rápidamente comenzó a trabajar en mejoras con la finalidad de lanzar una secuela, mientras que comenzaron a surgir otros competidores, siendo uno de los más reconocidos el Pump It Up de Corea. Una de las primeras innovaciones de la empresa japonesa fue desarrollar una versión para consolas caseras, lanzando un tapete especial que se conectaba a la ranura del control, que fue lanzado exclusivamente para el PlayStation de Sony.
Uno de los juegos que tuvo mayor notoriedad en esta época, que retomaban la fórmula de Dance Dance Revolution, fue la versión estadounidense titulada In The Groove. La notoriedad de esta fue alta, que culminó en una demanda por Konami, y finalmente absorbida por la empresa japonesa tras perder la batalla legal.
La creación de DDR tuvo un enorme impacto en la industria de los videojuegos en el siglo XXI, especialmente al abrir paso a una nueva generación de títulos inspirados en la música y el movimiento. Juegos como Guitar Hero, Rockband o Just Dance, se lograron a través del brutal pionero japonés de arcade.
Dance Dance Revolution cambió por completo la perspectiva sobre la utilidad de los videojuegos, señalando específicamente los beneficios de practicar los ejercicios aeróbicos que son resultado de subirse a la plataforma. El sistema educativo de Estados Unidos implementó el DDR en sus clases de educación física, e incluso, Konami desarrolló una versión escolar del título, que podía soportar hasta 48 jugadores.
A la fecha, el DDR sigue vigente, e incluso, es un popular e-sport, cuyo torneo anual se lleva a cabo en Japón desde hace más de 20 años. Así mismo, países como Noruega, consideran al Dance Dance Revolution como un auténtico evento deportivo.
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