Por: Bianca Pescador
1. EL PRINCIPIO DE PARETO
¿Te suena? Es la regla del 20-80, o sea 20% de esfuerzo, para alcanzar 80% de resultados. En este caso la aplicaremos así: si haces pequeñas modificaciones en tu dieta, conseguirás resultados impresionantes en tu cuerpo.
2. VENCE A LA BÁSCULA
Para bien o para mal, lo que comes es responsable de 80 a 90% del éxito o fracaso de tu batalla contra la báscula. Una vez más: no importa cuánto ejercicio hagas, si te alimentas a base de comida chatarra será imposible bajar de peso.
3. ESCOGE SABIAMENTE
Para perder peso una buena opción es consumir menos calorías. Elige alimentos saludables, mínimamente procesados, llenos de nutrimentos que te ayuden a sentir saciedad y energía durante todo el día. Otro tip: toma dos litros diarios de agua natural.
4. APRENDIENDO A SUSTITUIR
Con una vida ajetreada, pedirte que hagas ejercicio está de locos. Por eso la mayoría se olvida del más clásico de los propósitos de Año Nuevo a los 30 días. ¿Pero qué pasa si concentras tu atención en lo que comes? No sumas nada a tu lista de pendientes, porque ya lo haces ¡y tres o más veces al día! Solo es cuestión de optar por elecciones culinarias más sanas.
¿Cómo?
• Mide las porciones.
• Consume más verduras.
• Ingiere menos comida procesada.
• Disminuye al máximo las calorías vacías (refrescos, jugos).
5. ERRORES DE PRINCIPIANTE
Cuando de perder kilos se trata a veces empiezas con el pie izquierdo:
• Haces ejercicio siete días a la semana.
• Te gastas miles de pesos en los gadgets de moda.
• Prometes dormir más, y te estresas cuando no es posible.
• Tomas suplementos alimenticios.
• Pruebas todos los programas desintoxicantes del mundo.
¡Es demasiado!, y para acabarla te olvidas de lo más importante: comer más sano.
6. DAME MÁS GASOLINA
El tema no son las calorías, ¡ésas las quemamos por el solo hecho de estar vivos! No importa si te acuestas en el sillón, trabajas, comes o duermes, tu cuerpo requiere “gasolina”. Ahora bien, cuando corremos un kilómetro quemamos 100 calorías extra; si son cinco kilómetros, 500 calorías. Pero si al terminar ingieres una bebida energética y te comes una barrita de cereal: ¡bye! El esfuerzo fue en vano porque ya consumiste las mismas o más de las que quemaste.
“NO” A LAS DIETAS, “SÍ” A UN ESTILO DE VIDA
Cuando dices “Estoy a dieta” usualmente te refieres a que te abstendrás de ciertos alimentos hasta llegar al peso deseado. Sin embargo, si lo logras —y terminas la dieta—, vuelves a comer igual que antes, recuperas el peso perdido y entras en un círculo vicioso.
Por eso no hablamos de hacer dieta, sino de implementar pequeños cambios, pero permanentes, en la manera en la que cuidamos y nutrimos nuestro cuerpo: ¡no te prives de ningún tipo de comida!, solamente aumenta tus elecciones saludables todos los días. Por ejemplo: no dejes de tomar jugo de naranja por la mañana, pero en lugar de un litro, bebe solo 400 mililitros.
Algo importante: motívate. Registra tus avances y por nada del mundo te permitas caer en una zona de confort, ¡ve siempre por más! Y recuerda: el progreso debe ser lento pero consistente para que se convierta en un nuevo estilo de vida.
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