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Meditaciones divertidas para los peques

Por: Alejandra Chávez 22 mayo 2020 • 1 minutos de lectura

Inculca el hábito de la meditación en tus hijos y fortalece su estabilidad mental y emocional.

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Little boy jumping with joy on sofa
Little boy at home having fun / Pekic/Getty Images

Cuando nos dicen “meditar” lo primero que se nos viene a la mente es “estar sentado, en silencio y en posición de loto”, por lo que no podemos imaginar cómo esa actividad puede resultar divertida para los más pequeños de la casa, pues su tiempo de atención es más corto que el de un adulto y además son seres activos, curiosos y quieren estar en contacto e interacción continua.

Sin embargo, las meditaciones pueden adaptarse a las necesidades y al estado de madurez de los pequeños.

Un ejercicio que pueden hacer niños y niñas es ponerse a brincar. Cuando haya pasado un minuto, pídele que pare y que se siente con los ojos cerrados, después dile que toque su pecho para sentir su respiración y corazón. Pregúntale qué ha notado en su cuerpo después de haber estado brincando. Observar las sensaciones corporales es una forma de estar en un estado de mindfulness o atención plena.

Ponerse en movimiento puede ayudar a los pequeños a mejorar su estado de ánimo por si han estado ansiosos o tristes, por ejemplo. Sentarse después, en calma, les ayuda a identificar sus emociones.

Otro ejercicio muy lindo donde el enfoque es conseguir atención total es salir al jardín o al patio, o simplemente abrir la ventana, para poder escuchar los sonidos y decirle al pequeño que cierre sus ojos e identifique los sonidos que escucha a lo lejos; puede ser un pájaro, un coche que pasó, los árboles al moverse con el viento, etc.

La meditación calma la mente, los ayuda a ser más conscientes de lo que ocurre dentro y fuera de ellos mismos, y por lo tanto les da una sensación de seguridad.

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