Por: Iliana Furlong
Según la teoría de la reencarnación, las regresiones son la guía para conocer las vidas pasadas y de esta forma mejorar y ayudar al presente. Es casi imposible saber cuántas veces ha pasado cada persona por este mundo, pero por medio de terapias espirituales basadas en materia de reencarnación se pueden conocer muchas de ellas.
Las regresiones se llevan a cabo por medio de una hipnosis profunda o inducción para la expansión de la conciencia, mejor conocida como terapia craneosacral. La terapia la guía un regresólogo, que busca abrir la memoria del paciente para llevarlo a ver algunas de sus vidas pasadas y conocer específicamente qué fue lo que dejó inconcluso en aquel tiempo.
La finalidad es que durante varias sesiones se sanen conflictos de la vida actual ya que los expertos en terapias regresivas aseguran que, en cada vida, al morir dejamos algunas temas inconclusos; estos se convierten en karmas que cada ser arrastra en su paso por el mundo.
Cada sesión dura aproximadamente dos horas, incluidos los 20 minutos que se tarda el paciente en llegar al subconsciente; a pesar de esto, el paciente siempre es halla en un estado totalmente consciente en todo momento, así que la mente no peligra de quedarse en el limbo. En el 99% de los casos se logra acceder a las vidas pasadas desde el primer intento.
Cualquier persona es apta para una regresión, excepto quienes sufren trastornos mentales serios como esquizofrenia o bipolaridad, adicciones a alguna droga o fármaco, además de bebés y niños porque no tienen mucha conciencia aún. La preparación para experimentar una regresión no exige ningún tipo de ritual extraño ni nada del otro mundo. Lo único que se necesita es no haber ingerido alcohol en las ultimas 24 horas o no haber consumido algún medicamento o sustancia que pueda crear alucinaciones.
Lo más recomendado para comenzar a practicarlas es a partir de la adolescencia, después de los 14 años de edad. En el caso de los muy jóvenes sólo se revisan cosas actuales y las vidas con sus padres a nivel kármico. En los adultos el tratamiento es más profundo y se divide en cuatro fases:
Las primeras cuatro vidas que se revisan son una de victimario, (abuso de poder); dos de víctima (cuando se han vivido demasiados abusos o abandonos), y una de luz (una vida llena de armonía). Después de las primeras cuatro revisiones se recomienda trabajar fobias, mal uso de energía, arquetipos paternales, relaciones interpersonales y vínculos kármicos. Cada paciente es libre de efectuar la cantidad de regresiones que quiera y necesite.
Contácto
Amos Díaz Barriga
Regresólogo
amosdiazb@gmail.com
Pablo Sepúlveda
Psicoterapeuta
sepupablo@gmail.com
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