Redacción: Central
En una visita a la planta de Grupo Modelo, participamos en un maridaje de cerveza que se realizó en un campo de cebada en Zacatecas, que es uno de los pocos que cumplen con las características óptimas en México. En éste aprendimos, gracias al beer sommelier Guillermo Ysusi, que hay que romper con ciertas ideas que tenemos de la cerveza:
1. Decirle no al vaso
Aunque es algo que depende de la situación y de tus gustos, servir la cerveza en vaso o copa funciona para desprender parte del gas, que no vaya directo a tu estómago, propagar los aromas que componen la bebida y evitar que se oxide rápidamente.
2. Mientras más fría, ¿mejor?
Hay estilos, y momentos, en los que queremos una cerveza helada, pero no es el mejor estado para cualquier tipo de cerveza, ya que mientras son más complejas, densas y con más grados de alcohol, deben estar “menos frías” para apreciar su composición. Algunas quedan bien entre 4 y 7ºC, otras entre 8 y 10 y las que tienen otro tipo de notas, entre 11 y 14 grados, que tampoco es taaaan caliente, ¿o sí? Así que piénsalo antes de pedir la tuya “bien muerta”.
3. Cerveza “quemada”
Muchos de nosotros casi casi le retiraríamos el habla a quien saque las chelas del refrigerador, deje que estén a temperatura ambiente y las devuelva a éste, pero no es algo tan grave. Es cierto que no son buenos para la cerveza los contrastes repentinos de temperatura, pero durante su fabricación, la cerveza está fría, se calienta al ser pasteurizada, se guarda en cuartos fríos y está al tiempo en la tienda. No llega quemada a tu casa, ¿o sí? En realidad cuando nos sabe “raro” es por el cambio en los compuestos del lúpulo que se generan debido al contacto con la luz.
4. Hacerle el feo a la lata
En México muchas veces solemos pensar en la cerveza en lata como la más barata y, por alguna extraña razón, la evitamos, pero las latas son las que mejor protegen a la bebida de la luz y el oxígeno, sus peores enemigos. Así que piensa por qué, en realidad, a veces prefieres botella.