Redacción: Nat Rivera
A la mayoría de los viajeros nos entra el síndrome de iguana cuando vamos a la playa: nos tiramos al sol y deseamos que nuestra mayor actividad sea estirarnos por un coco o arrastrarnos a otro camastro cuando ya hemos absorbido suficiente energía del señor Sol. Sin embargo, hay destinos que no te puedes perder, y si estás en Cozumel, una de las actividades obligadas es pasar un día en Isla Pasión.
En el puerto de Cozumel puedes rentar un Jeep y adentrarte en la selva en un camino de terracería. Ahí descubrirás que todos los objetivos de tu vida estaban errados; lo único que necesitabas para ser feliz era un Jeep y un charco de lodo para derrapar; eso sí, procura cerrar las ventanas: puede ser peligroso.
Después de segregar un poco de adrenalina, llegarás a un puerto y tomarás una lancha que en 20 minutos te transportará a la Isla. Ahí te recibirán con un coctel (obvio son vacaciones: aleja la sobriedad de ti). Cuando llegues probablemente te reciban con un mini espectáculo donde un par de dioses mayas te piden ofrendarles todos tus problemas: ¿demasiado hippie? Sí, pero la verdad es que la idea está genial, porque a veces hace falta que te recuerden eso: disfruta el aquí y el ahora, porque no todas las historias se repiten.
Ya en la isla y con un coco en mano, podrás elegir entre recostarte en una hamaca entre las aguas turquesa del Caribe, tumbarte en un camastro, andar en bici, sacudirte la mala vibra en la lancha rápida Twister o pasear en kayak entre los manglares que rodean la isla. Todo acompañado de la gastronomía del mar y de la cultura maya.
Garantía: todo el equipo de Isla Pasión se encargará, con su amabilidad y profesionalismo, de hacer de tu estancia una experiencia única de confort y aventura. En esta playa se respira humildad y buena vibra.