A veces no es necesario salir de la ciudad para sentir que estamos viajando. Decidí hacer algo diferente y darme una escapada dentro de mi propia ciudad, Ciudad de México. ¿El destino? Uno de los hoteles más lujosos y reconocidos de la capital: el St. Regis Mexico City. Lo que inicialmente era una simple idea de desconexión se convirtió en una experiencia para redescubrir mi hogar desde una perspectiva completamente nueva.
Al llegar al St. Regis, me recibió una elegancia y tranquilidad que contrasta de manera fascinante con el bullicio constante de Paseo de la Reforma. Desde el momento en que puse un pie en el lobby, sentí que el tiempo se detenía. Las vistas panorámicas de la ciudad desde las habitaciones son impresionantes, y fue al abrir las cortinas cuando realmente aprecié lo hermosa que es Ciudad de México. Desde la comodidad de mi habitación, contemplar el Ángel de la Independencia y el Bosque de Chapultepec me recordó cuán vibrante y majestuosa es esta metrópolis.
St. Regis también se destaca por ser pet-friendly. Mi perro Yuki, que siempre es parte de nuestras aventuras, fue recibido con los brazos abiertos y disfrutó cada momento de su estancia. Desde el momento en que llegamos, el personal del St. Regis se mostró increíblemente atento a sus necesidades, asegurándose de que Yuki estuviera cómoda y feliz. La habitación estaba equipada con todas las comodidades necesarias para ella, incluyendo una cama especial para mascotas y su plato de agua y comida. Además, los espacios del hotel, como el hermoso jardín y las áreas comunes, fueron perfectos para que Yuki se relajara y explorara.
Parte de mi plan era desconectarme y dejar que el hotel me ofreciera todo lo que necesitaba, comenzando por su oferta gastronómica. Decidí cenar en el restaurante Diana, donde cada plato es una celebración de los ingredientes mexicanos con un toque internacional. Los sabores locales se mezclan con técnicas internacionales para crear platos únicos, utilizando ingredientes frescos y de temporada. La experiencia gastronómica se complementa con una selecta carta de vinos y cócteles artesanales.
La experiencia continuó con una visita al King Cole Bar, donde me dejé llevar por la sofisticación de su ambiente mientras disfrutaba de un cóctel perfectamente preparado. No hay nada como disfrutar de una bebida en un lugar que combina historia, lujo y un servicio impecable.
Después de un día de exploración, decidí que era hora de consentirme. El Remède Spa del hotel es un refugio de paz. Elegí un masaje relajante y, entre el suave aroma de los aceites y el ambiente sereno, me olvidé de todo. El estrés de la semana, el ruido de la ciudad, todo se desvaneció mientras me entregaba a este momento de bienestar.
El St. Regis México City es un destino en sí mismo, un lugar donde la historia y la modernidad se entrelazan para crear una experiencia que deleita los sentidos y supera las expectativas. En el corazón de una de las ciudades más emocionantes del mundo, este hotel sigue siendo un ícono de elegancia, comodidad y excelencia en el servicio.
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