Si algo define a México, son sus tradiciones y creatividad en toda la extensión de la palabra, y un ejemplo de esto, son sin duda las mojigangas.
Estas figuras hechas de cartón, pintura y tela se caracterizan por ser cuerpos voluptuosos, altos, con rasgos exagerados que buscan exaltar el orgullo mexicano a través de diseños coloridos y llenos de detalles. Desde accesorios llamativos, pestañas largas y pobladas, peinados extravagantes y un vestuario típico y muy coqueto.
La manera en la que se fabrican es creando un armazón de herrería para que tengan fuerza, además de servir de soporte y sobre el cual se van aplicando capas de papel y engrudo para ir formando la expresión del personaje. Después se decoran con pintura, tela y el toque final y más importante: los accesorios.
Además del proceso artesanal detrás de estas figuras emblemáticas, lo que las hace aún más especiales es la persona que las maneja, que les da vida y las llena de personalidad. Y no es tarea fácil, porque una mojiganga mide aproximadamente 2 metros y medio y pesa alrededor de 30 kilos. Así que la persona encargada de manejarla debe prepararse físicamente para aguantar el peso y sobre todo tener toda la actitud para que luzca el personaje. ¡Es todo un arte!
Estuvimos en el taller de Marco Debrayes, un joven artista que lleva años dedicando su vida a esta increíble tradición. ¡Aquí les dejamos una probadita de estas maravillas de San Miguel!