Bienestar

Abraza la vulnerabilidad, es lo que nos hace fuertes

Por: Ana Victoria García 19 julio 2021 • 2 minutos de lectura

Aunque le tenemos miedo y lo evitamos a toda costa, abrir la puerta a la posibilidad de ser herido nos da muchas enseñanzas que, bien aprovechadas, ayudan a salir adelante y seguir con más energía y mejores herramientas.

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Abraza la vulnerabilidad, es lo que nos hace fuertes
kieferpix/iStock

Vulnerabilis, en latín, es lo que conocemos como vulnerabilidad. Se compone de vulnus, que significa “herida”, y abilis, que indica “posibilidad”; o sea, “la posibilidad de ser herido”.

Creo que muy contrario de lo que pensamos, la vulnerabilidad abre puertas, tira creencias, acerca posibilidades y ablanda corazones, corazones que están buscando empatía, que se sienten aliviados al ver que alguien más vive también esos días malos, que no estamos solos en esto. Porque detrás de esas caretas programadas en automático que dicen “estoy bien”, hay alguien con miedo, inseguridades, dudas y derrotas.

La vulnerabilidad no es ganar o perder, es soltar el control. Es dejar de hacer lo necesario para protegerte, bajar la guardia, dejar que te vean y contar la verdad acerca de tu historia.

Esa historia que no solo se trata de las buenas noticias y los lindos días, sino la que también cuenta aquellos días en los que estás de malas y no te toleras, los días de dolorosos “no”, los días con cargos no reconocidos en tu tarjeta, aquellos con sabor a decepciones y agruras.

mujer vulnerable en su trabajo
. / filadendron/Getty Images

En esos momentos, tocas tu oscuridad, y eso da miedo. Ahí donde las opciones se nublan y el fatalismo acecha, donde no existen sonrisas falsas, sino lágrimas que te invitan a experimentar tu dolor, y donde se te llama a rendirte, porque detener la caída libre sería más costoso.

De la sombra a la iluminación


Suspendida en ese momento, te das cuenta de que quizá ya pasó lo peor.

En este punto comienza tu camino hacia retomar perspectiva, y con ello, ver las cosas distintas. Te sientes más fuerte, pero no desde la soberbia de haber triunfado, sino desde la humildad de saberte frágil y aún así haber decidido levantarte.

Estar en los momentos más oscuros te pone a prueba, pero también te regala la oportunidad de comprobar que si pudiste entrar, puedes salir; que caes, pero no para siempre, pues eso también pasará. Un mal día te hace abrazar más fuerte los buenos; un cuarto oscuro te hace percibir la más mínima luz y agradecerla. Tocar tu oscuridad te presenta contigo para aceptar tus propios contrastes.

Tu luz y tu sombra como aparentes contrarios, posibles contradicciones, a rápida vista enemigos, en realidad son cocreadores. Son balance, ambos necesarios para su mutua existencia.

mujer vulnerable sentada en el sillón con su computadora en las piernas
. / fizkes/Getty Images/iStockphoto

Nuestros oscuros que no opacan nuestros claros son la sonrisa para disfrutar también el llanto, son lo que queremos dejar, pero por el contrario, a lo que estamos aferrados. Y así, en su complicidad, nosotros somos su resultado.

Nuestra historia es la suma de todas nuestras experiencias. ¡Será aquel quien se atreva a vivir su mayor pasión quien debe estar dispuesta a sentir la mayor caída!

Y quizás en ese momento en el que la inseguridad nubla tus fortalezas, la vulnerabilidad te lleva a sumergirte de nuevo en ti para encontrarlas.

Ve hacia adentro, cae libre y encara tu oscuridad con el poder de aceptarte vulnerable.

Con cariño,

Ana Victoria.

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