En mi opinión, el tema del amor es algo difícil de entender. Imagino que a ustedes también les llega la pregunta “¿Qué hago para encontrar el amor?”. Mario Guerra dice que depende mucho de la persona y también del rango de edad, pues la gente está volviendo a recuperar esos viejos encuentros en fiestas y reuniones, donde las personas solían conocerse. En un tiempo no muy lejano, regresaremos a conocernos de la forma que lo hacíamos antes, agrega el experto.
Ahora tenemos esta nueva alternativa de relacionarnos a distancia. “Recordemos que una cosa es el amor, el que se siente y se ha sentido igual durante mucho tiempo, y otra cosa es la relación de pareja, que esa se construye; además, es de índole social y, como todo lo social, evoluciona con el tiempo, con lo que se permite, con lo que la sociedad y la cultura nos permite, y es cuando cambia la forma de relacionarnos”.
No todos quieren amor
Algunas personas frenaron la cuestión del amor: la sobreconvivencia hizo terminar la relación de las que estaban en pareja, algunas consideran que este no es el momento de conocer prospectos y otros simplemente dicen que están en pausa.
“La realidad es que aún tendremos unos años en lo que se llamó en un principio ‘la nueva normalidad’. Antes podíamos conocer a alguien en la calle, ahora esto cuesta entre el cubrebocas y la desconfianza de no saber dónde ha estado esa persona. Pero la vida social está por abrirse, cuando las personas se den cuenta de que a esto le falta tiempo”.
Mario dice que la pandemia no acaba con todas las relaciones, sino con aquellas que ya estaban sostenidas con hilos, las que solo se dieron porque las personas se gustaron. A esto se suma que quienes salieron de una relación ya no quieren nada, mientras que quienes estaban esperando desean seguir en ese punto, lo cual lleva a que empiece a haber sentimientos negativos; “muchos están atrapados en la desesperación y el miedo”, señala.
¿Cómo terminamos con esa desesperación? Debemos tener claro que esto es temporal, pero que entre más prisa tengamos porque acabe y retomar lo de antes, solo acrecentamos esa sensación.
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¿Hay oportunidades para encontrarlo?
Es un momento difícil en el que no tenemos claridad. Lo digo porque yo que soy soltera, lo vivo. Hay confusión entre el compromiso, la consistencia y el tiempo a solas que todos buscamos. Por ejemplo: una paciente le dijo a Mario que si hubiera tenido una pareja durante la pandemia, no hubiera hecho todo lo que logró. “He tenido muchas ventajas de no estar en pareja o, al menos, de no estarlo de manera convencional”.
“En mi opinión, las personas están más interesadas en sus proyectos personales que en una pareja”, expresa, así que le preguntamos qué recomienda a las personas como yo, que nos tenemos que abrir a las plataformas.
El miedo a las plataformas de citas “no es muy generalizado, es un miedo latinoamericano. En nuestro país piensan que van a encontrar psicopatías. Las mujeres temen conocer gente ahí, pero la realidad es que es más arriesgado hacerlo en alguna red social como Facebook”.
Incluso, nos comparte, leyó que el grupo Match reportó una suma muy alta en el número de usuarios del último año, y seguramente este año se superará. “Las aplicaciones son opciones, no solo para un rango de edad. Debemos ver qué es lo que lo que sigue, ya que mucha gente se atora para continuar con la conversación. La idea es que ahí conozcas a alguien que después te den ganas de conocer en persona y se pueda establecer una posibilidad de relación”.
Sugiere que en lugar de estar esperando, nos adaptemos. Podemos aprovechar las plataformas para hacer amigos y luego, podría suceder algo más. “Por ejemplo, al conocer a diez personas, probablemente cinco no se van a quedar ni como amigos, pero de las que restan, debemos pensar con cuales nos gustaría tener algo más”.
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La humana necesidad de amar
Mario afirma que la necesidad sigue siendo conectarnos, vincularnos, enamoramos… lo que está cambiando es la manera en que esto sucede. “Aquellas personas que les cuesta más trabajo adaptarse a las formas son las que se mantienen en una especie de espera. Algunos están buscando alternativas en las redes, mientras que otros salen a donde pueden”.
Esta es una oportunidad para preguntarnos qué tipo de persona nos gustaría tener con nosotros si en diez años hubiera otra pandemia y tuviéramos que permanecer con alguien un año. Tampoco sobra cuestionarnos qué tipo de persona quiero ser y/o soy y construir a esa persona con la que alguien quiere pasar un año encerrado. “Algo que he notado, que me han dicho mis pacientes, es que la gente se ha vuelto muy individualista. Solo quieren lo que les haga feliz a ellos”.
En este punto también es importante detenernos y pensar: “¿Para qué queremos una pareja?”. Cuando sólo buscamos llenar vacíos y huecos o esperamos el reemplazo de una madre, un padre o un terapeuta, olvidamos lo que podemos aportar a una relación e, incluso, muchas veces cuando por fin tenemos a alguien a nuestro lado, lo descuidamos y la relación se rompe o acabamos desilusionados.
La pregunta que debemos hacernos y responder sinceramente es si lo que busco es lo que realmente debería esperar del otro y de una vida de pareja satisfactoria.
Uno de los consejos que el experto comparte es ver la relación de pareja como un espacio físico que se crea entre ambos: “es como una casa, y esta tiene que estar como nos gusta. Procuramos el cuidado para estar a gusto y que, aunque vayamos de vacaciones, digamos ‘ay, que rico llegar a casa’. Así son las relaciones de pareja”. Analicemos si hemos construido relaciones que se parezcan a una casa donde ambos queramos vivir.
Asimismo sugiere tener buenas relaciones con todo el entorno. “Cuando tengo un problema con mi pareja, se lo cuento a mis amigos; cuando tengo un problema con mi familia, se lo cuento a mis amigos y a mi pareja. En lugar de quedarnos solos, debemos de diversificar nuestras relaciones personales.
Algo súper importante que no puede quedar fuera de la discusión es que para encontrar a alguien, primero tenemos que encontrarnos a nosotros mismos. “Siempre estamos pensando en qué nos va a dar el otro”, pero lo más importante es ver qué puedo aportar yo a una relación, “qué es lo que más apreciaría una persona. A lo mejor ni uno mismo se tolera”.
Además, debemos “empezar por dentro, y generalmente empezamos por afuera: buscamos a alguien que nos guste y después conocemos la persona”. Buscar personas que nos gusten es relevante, pero también deben ser para nosotros y nosotros para ellos. Es fundamental tener un punto de encuentro donde construyamos relaciones satisfactorias… de ahí parte todo.
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