Temblores, rigidez y movimientos lentos son solo algunos de los síntomas motrices de más atención que desencadena la enfermedad de Parkinson y son los que pueden modificarse en pacientes que incluyan clases de baile entre sus terapias de rehabilitación.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que no tiene cura, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud de México, es la segunda más frecuente solo después del Alzheimer, se estima que en el mundo existen 6.6 millones de personas que la padecen y se espera que para el 2050 la cifra se duplique.
Aunque es una enfermedad progresiva y con la que se puede vivir toda la vida, puede controlarse gracias a medicamentos recetados en el momento oportuno inmediatamente después de su diagnóstico. Es un trastorno del sistema nervioso central en el que el daño en las células nerviosas del cerebro provoca la disminución en los niveles de dopamina, la causa de los síntomas.
¿Cuáles son las primeras señales?
Según información de Mayo Clinic, en las etapas iniciales de la enfermedad, el rostro no muestra expresión alguna, el habla se vuelve más suave e incomprensible, comienzan temblores leves en una mano que podrían pasar casi desapercibidos, existe cierta rigidez en el cuerpo, incluso puede haber pérdida del equilibrio y sentirse tristes o deprimidos. Los síntomas se agravan a medida que la afección avanza con el tiempo.
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Mientras que los factores de riesgo a los que están expuestos los pacientes a padecer Parkinson son en su mayoría la predisposición genética, la edad (mayores de 60 años de edad, aunque actualmente han sido detectados casos de 40 años), la exposición a ciertas toxinas como los herbicidas o pesticidas (aunque suele ocurrir en menor medida) y el género, los hombres son más propensos a desarrollar la enfermedad.
El baile como la mejor medicina
De acuerdo con un estudio médico publicado en Brain Sciences, realizado por la Universidad de York en Canadá, la enfermedad de Parkinson puede ser llevada por buen camino gracias a la medicación correcta y terapias de rehabilitación que mejoren la motricidad de los pacientes, como las sesiones de baile.
La danza es una actividad sensorial que estimula distintas partes del cuerpo, desde la visión, audición, el tacto, la cinestesia, la organización social, expresividad y el equilibrio, por lo que su práctica requiere de esfuerzos cognitivos, motores y neuronales que ayudan a mejorar los síntomas del Parkinson.
Por su parte, la jefa del Servicio de Neurología del Hospital General de México, “Dr. Eduardo Liceaga” y encargada de la Clínica de Movimientos Anormales y Parkinson, Minerva López Ruiz, aseguró que bailar es una de las mejores terapias que ha tenido resultados extraordinarios para lograr una mejor movilidad en los pacientes.
“Una de las características del padecimiento es la rigidez del cuerpo, de ahí que al bailar, el cuerpo libera endorfinas sustancia que ayuda a elevar el estado de ánimo y al ejercitarse la persona logra una mayor movilidad”, indicó.
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