Como sabes, todas las células del organismo necesitan oxígeno para funcionar, y la encargada de llevarlo a todo el cuerpo es, precisamente, la sangre.
Se dice que hay problemas de circulación cuando el flujo sanguíneo no es suficientemente constante para cubrir todas las necesidades del cuerpo y, por obvias razones, las extremidades (pies y manos) son siempre las primeras en resentir un problema de este tipo.
Algunas de las señales más comunes de mala o deficiente circulación son manos y pies pálidos y fríos, hinchazón en muñecas y tobillos e inflamación y enrojecimiento. Sin embargo, por su impacto en el funcionamiento de todo el organismo, todo problema circulatorio puede desencadenar condiciones de distintas gravedades y alterar de forma considerable tu estilo de vida.
¿En serio tan cercanas?
Si bien los problemas circulatorios pueden ser temporales y producir afectaciones físicas menores, es cierto que, sin hábitos saludables y con factores de riesgo presentes, estos pueden derivar en complicaciones mayores que van de lo estético hasta lo vital.
Várices
Son lo primero en lo que piensas cuando escuchas las palabras “mala circulación”, y hay razones para ello: se trata de la complicación más común derivada de este problema, y consiste en la dilatación de las venas y el bloqueo parcial o total del flujo sanguíneo, insuficiencia venosa.
Entenderlas te permite mantener tus preocupaciones en la proporción de lo necesario; por eso, van algunos básicos sobre esta condición:
Que no puedas verlas, no significa que no estén ahí. Si tienes piernas hinchadas, cansadas o con hormigueos, es posible que tengas algunas venas varicosas profundas.
Afectan a más mujeres que a hombres. Esto tiene que ver con causas hormonales, pero no significa que ellos estén libres de riesgo: uno de cada 20 hombres en el mundo padece de esta condición.

Aparecen a cualquier edad. Aunque el envejecimiento es un factor de riesgo, la insuficiencia venosa puede darse en cualquier etapa de la vida.
No son sólo un problema estético. De no ser tratadas, pueden ocasionar tanto dolor que tu ritmo de vida se vea afectado.
Tampoco temas por tu vida. Sólo 10%de las personas con várices sufren complicaciones mayores.
Aunque las várices pueden ser señal de un problema circulatorio que derive en una trombosis, si te cuidas, no tienes de qué preocuparte.
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¿Qué es la trombosis?
La trombosis es la formación de coágulos en las venas o arterias, y su desarrollo depende de que se combinen varios factores de riesgo; también puedes tener una trombosis sin siquiera haber padecido antes de insuficiencia venosa –por complicaciones quirúrgicas, por ejemplo.
No es para que te preocupes, pero sí para que pongas atención. Algunos de los síntomas de una posible trombosis son: hinchazón progresiva de una extremidad, sobre todo, una pierna: se va moviendo o extendiendo desde el pie hasta el muslo.
También calor y enrojecimiento importante, así como dolor o hipersensibilidad.
Factores de riesgo para la trombosis
Entre los factores de riesgo que pueden desencadenar una trombosis están el envejecimiento, el sobrepeso y la diabetes.
También el uso de anticonceptivos orales, la deshidratación, el sedentarismo y el tabaquismo.

Cómo mejorar la circulación
Para mejorar la circulación, solo basta con hacer algunas pequeñas modificaciones en nuestra rutina como evitar temperaturas altas y elevar las piernas durante cinco minutos, dos o tres veces al día.
Prescindir de la ropa ajustada, optar sólo por medias y calcetas de compresión. Estimular la circulación con un cepillado en seco sobre la piel. Hacer ejercicio y evitar fumar.
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