“Vibrar alto” y mantener energía positiva todos los días podría ser un slogan bastante común de escuchar y ver a diario en redes sociales, no obstante, invadir todo con más de lo bueno sin destacar lo negativo o los días malos que también tenemos, podría llegar a caer en un estado de ánimo erróneo e irreal, una positividad tóxica que en su intento de evitar el sufrimiento o de mostrarlo es también una forma de sufrimiento. Suena contradictorio, pero es real. ¿Cómo puedes vivir una positividad saludable? ¡Nosotras te decimos!
¿Qué es la positividad tóxica?
De acuerdo con Samara Quintero y Jamie Long, psicólogas estadounidenses, hablar de positividad tóxica es la sobregeneralización excesiva e ineficaz de pretender tener un estado feliz y optimista en todas las situaciones. Resulta en la negación e invalidación de la auténtica experiencia emocional humana, es decir, dejar de lado los matices emocionales propios de nuestra naturaleza.
Ser positivos en exceso se vuelve tóxico y dañino cuando usamos esa “felicidad desbordada” para reprimir emociones “negativas” (ojo, no hay emociones buenas y malas, solo son emociones) como el enojo, resentimiento o tristeza, al negarlas, se acumulan sin opción a procesarlas, lo que podría llevarnos por una situación asfixiante, al final entre tanta presión de emociones a largo plazo podría desencadenar otros problemas, como la depresión.
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Falta de empatía de la positividad tóxica
Psicólogos afirman que mantener una actitud positiva irreal a diario nos puede llevar al individualismo y la falta de empatía hacia los demás, no solo porque podríamos minimizar los sentimientos de las personas que nos rodean y su forma de ver al mundo, también porque dejaremos de escucharlos solo por considerarlos “problemas fáciles de resolver” o “sin importancia”, sin ofrecer un apoyo real o una escucha sincera.
Antonio Rodellar, psicólogo especialista en trastornos de ansiedad e hipnosis clínica, compartió con la BBC que los seres humanos tenemos una paleta de colores emocional que abarca emociones desreguladas como la tristeza, frustración, rabia, ansiedad o envidia, por lo que no podemos olvidar que tienen una utilidad y que nos dan información sobre lo qué sucede en nuestro entorno y nuestro cuerpo. Son señales de alarma que no podemos ignorar, diría Raymond Charles Barker, autor del movimiento espiritual del Nuevo Pensamiento, “cuando hay un problema no hay nada que hacer; hay algo que saber”.
¿Cómo ser positivo de manera saludable?
Usar el estado de positividad de manera saludable ayudará a mejorar nuestra vida en distintos, incluso existen meditaciones y técnicas de relajación que usan sentimientos como la gratitud, la autoconfianza, el optimismo o la esperanza. Existen estudios que indican que ser agradecidos y conscientes de nuestra vida tal cual es, sin espejos, con sombras y luces, ayudará a alargar nuestra vida y haremos de ella un espacio cómodo y seguro para vivirla.
Una de las claves para ser un positivo saludable es entender que “está bien no estar bien”, tener la capacidad de sentir, aceptar y validar todo nuestro espectro de emociones hará que vivamos sin reprimirnos, aceptando que la vida es como una montaña rusa, de altas y bajas. Absolutamente todo tiene algo que mostrarnos sobre nosotros mismos y nuestro cuerpo.
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Antonio Rodellar, propone ver a las emociones como información que podemos leer y entender para aplicar después una perspectiva constructiva hacia el futuro, ver qué aprendizajes podemos extraer y cómo podemos generar un cambio a futuro. Además de consultar con un psicoterapeuta cuando lo sientas necesario. La salud mental es importante.
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