Tropecé de nuevo con la misma piedra… Así como la canción de Julio Iglesias, llega un momento en nuestra vida en el que volvemos a repetir el patrón tóxico con nuestras parejas amorosas . ¿Por qué estamos con personas que nos hacen sufrir?
De acuerdo con el Centro Psicológico de Madrid (CEPSIM), existe una reproducción de patrones de comportamiento, que suelen ser relativamente estables en el tiempo.
Estos patrones pueden estar guiados por el mismo inconsciente que desarrollamos en la infancia y que conforme crecemos se van transformando poco a poco (o en algunos casos se mantienen de la misma forma).
Todo está en la infancia
El cerebro se construye a lo largo de nuestro desarrollo como personas, y para que se forme completamente necesitamos de otros individuos a nuestro alrededor que nos protejan y estimulen, al mismo tiempo que necesitamos un ambiente que nos brinde todo lo necesario para que esto ocurra.
La cultura y las figuras de apego durante los primeros años de vida son cruciales para la formación del cerebro y de nuestra personalidad.
Lo cierto es que en nuestra forma de ser también interviene una carga genética, lo que especialistas mencionan como: temperamento, sin embargo, la interacción con nuestros familiares es crucial, siendo la relación con la madre, la de mayor peso.
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El guión de vida
Si llevamos este escenario a nuestra relaciones amorosas, estarán influidas por lo vivido con nuestros padres y lo que hemos visto de su relación de pareja.
Este “guión de vida” es un plan que seguimos de manera inconsciente, razón por la cual buscamos en las interacciones con los demás satisfacer algún tipo de necesidad, un hecho que se repite en cada etapa de nuestras vidas.
Cuando actuamos, nos movemos por la propia motivación de solucionar algún tipo de necesidad creada durante el desarrollo, además de incluir las primeras figuras de apego, los padres o las personas que se encargaron de nuestro cuidado.
Estos modelos que tendemos a seguir o a rechazar, son las razones por las que nuestro inconsciente se queda enfrascado en malas relaciones amorosas o con personas que nos hacen sufrir.
Ir a terapia podría ser una forma de hacerte consciente de estos patrones de comportamiento, que hacen que atraigas a las mismas personas a tu vida.
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