El virus de Marburgo se apoderó de los tabloides a nivel mundial al ser una preocupación más para la Organización Mundial de la Salud (OMS), no solo por ser un virus que podría repuntar en nuestros días, sino por su alta tasa de mortalidad y la falta de autorización de tratamientos específicos y vacunas autorizadas para luchar contra la enfermedad.
El virus de Marburgo (EVM) pertenece a la misma familia del virus responsable del Ébola, el primer brote ocurrió en 1967 con el contagio de 31 personas de manera simultánea en distintos lugares de Marburgo y Frankfurt en Alemania, así como con algunos pobladores de Belgrado en Serbia. Su infección se debió al trabajo en laboratorios con monos verdes africanos que habían sido importados de Uganda.
Algunos casos esporádicos registrados en los últimos años han ocurrido en Angola, Kenya, la República Democrática del Congo, Sudáfrica y Uganda. En 2008 ocurrieron dos casos en viajeros que visitaron una cueva habitada por colonias de murciélagos Rousettus en Uganda y la semana pasada se detectó el primer caso registrado en África Occidental, considerado por la OMS como una amenaza alta a nivel nacional y regional, sin embargo, baja a nivel internacional.
Murciélagos los causantes
Una de las causas de los brotes de contagios por el virus podría ser una estancia prolongada en minas o cuevas habitadas por colonias de murciélagos Rousettus, mientras que su transmisión entre humanos ocurre por contacto directo con piel lesionada, mucosas y fluidos corporales de personas infectadas, así como superficies y materiales contaminados, como podría ser la ropa, muebles y espacios en donde viva o toque el paciente.
Al igual que la teoría que existe sobre que el SARS CoV-2, causante de la Covid-19, salió de un laboratorio en China, se cree que el EVM formó parte importante de una serie de agentes patógenos militarizados que fueron modificados genéticamente por los soviéticos para crear sobre su código genético una cepa incluso más mortal, llamada “Variante U”, en honor al virólogo Nikolai Ustinov, científico que trabajó en el programa de armas biológicas.
El plan que tenían los soviéticos sobre la Variante U, era estratégico-operativa, bajo este esquema elegirían un objetivo, colocarían el virus en un paracaídas como misil y lo liberarían como una nube de partículas que se extenderían en el aire y llegarían rápidamente a su enemigo, provocando así un triunfo asegurado. Nunca fue usado.
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Síntomas del EVM
El periodo de incubación varía de los dos días a los 21 días después de la infección, los primeros síntomas son: fiebre elevada, cefalea intensa, malestar general y frecuentes dolores musculares. Al tercer día pueden aparecer diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos. La diarrea puede persistir una semana. En esta fase los pacientes pueden presentar “aspecto fantasma” debido al hundimiento de los ojos, la inexpresividad facial y el letargo extremo.
Los casos graves pueden presentar hemorragia en varios órganos, tienen fiebre elevada persistente, incluso el sistema nervioso central se ve afectado al provocar confusión, irritabilidad y agresividad.
Tratamiento y prevención
Aunque no existen tratamientos específicos que ayuden a luchar contra la enfermedad, la OMS recomienda un apoyo integral que revierta los efectos de los síntomas mediante la rehidratación oral o intravenosa y otros medicamentos.
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Con información de la OMS
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